De nuevo insisto, como muchos: el diálogo, bienvenido; pero no el simple “diálogo”, ese diálogo vacío e inútil, sino el “diálogo”, ese que esperamos se exprese en negociaciones serias y produzca resultados, acuerdos concretos, que no son otros que los que favorezcan el cambio de sistema que nos ha arruinado, que nos ha sumido en la catástrofe humanitaria en la que estamos ahora. No cualquier diálogo, tampoco cualquier resultado.
Algunos estarán sentados mañana en Santo Domingo. al frente del grupo liderado por el psiquiatra Rodríguez que representa al régimen forajido que se mueve entre trampas y abusos, tan grave y perverso, que los cancilleres de Chile y México anunciaron su retiro si las condiciones para un acuerdo se seguían deteriorando.
Esperamos que los “representantes” de la MUD, que son solo de una parte de la oposición, hagan lo que tienen que hacer. Discutir lo que merece ser discutido y repito como todos, abordar y resolver los problemas que nos aquejan, y que no se limitan a lo económico y lo social cuya gravedad nadie niega. Me refiero a la liberación de todos los presos políticos; al cambio del ente electoral con nuevas reglas que garanticen la transparencia del proceso; a la fijación de elecciones lo antes posible y sin limitaciones ni inhabilitaciones; al respeto a las instituciones y a la inmediata desaparición de la fraudulenta constituyente cubana. Más nada, lo demás, la crisis humanitaria, la económica, los problemas sociales, se resolverán en base a lo político.
Si no hay cambio político, no habrá solución a los problemas sociales y económicos y ello porque simplemente el esquema revolucionario es inaplicable, es nefasto. Así de simple. El diálogo puede hacerse más fácil y más digerible para todos si se logran acuerdos en esa dirección.
Robert Carmona-Borjas