La tesis de acudir a elecciones para forzar el fraude tiene varios “inconvenientes”, para no decir que es improcedente e inoportuna, más allá de que se desperdició toda oportunidad de aprovecharla en el pasado reciente, en 2013 (la oportunidad suprema), y con las elecciones a la ANC, y las elecciones regionales y municipales de 2017, aunque en realidad nunca estuvo prevista, por parte de una clase política que no desea ruptura, sino asimilación al sistema. No hace falta probar esto, los hechos hablan por sí solos.
(Por cierto, estúdiense de una buena vez la conducta grotesca de la MUD ante las negociaciones en República Dominicana, con su incapacidad patética para mantener un perfil público prudente, con sus esperpénticas filtraciones parlanchinas, creación mentecata de expectativas de todo tipo, absoluta falta de profesionalismo político y diplomático, con sus levantamientos y sentadas de comedia parroquial, con su cuerpo de comediantes asesores bocafloja, fíjense en ese triste espectáculo bobalicón en grado sumo, para entender en forma definitiva, que ni para una parodia medianamente bien hecha quieren servir, y desde luego hablo de servir a sus propios particulares intereses de clase).
Los inconvenientes, los impedimentos aplicables a la tesis de “forzar el fraude”, expuestos de la forma más sencilla posible, son los siguientes:
1. Solo es válida si exponer el fraude, implicase provocar una crisis sin salida, un impasse. La MUD no tiene la menor intención, y el resto de la sociedad no tiene la menor organización. El trabajo que implica prepararlo todo para que el conflicto terminal sea posible, sea eficaz, apenas está comenzando, y comienza muy tarde.
(Nota: me dirijo siempre a los que quieren acabar con esto, y no a los que se preparan para la estafa de una transición gatopardiana)
2. Si el impasse no genera un impacto terminal, realimentará al sistema, un conflicto donde el Estado tiene todas las de ganar.
a. Lo tiene previsto en su diseño: la “ruptura histórica” siempre se ha concebido para que ocurra en medio del caos más profundo, y con violencia.
b. Lo están esperando, y se han preparado para eso. Desechen de una vez toda fantasía que les haga pensar lo contrario.
c. Todas las líneas de abastecimiento de servicios básicos y de comunicación, y de bienes esenciales para el sustento de la población están en manos del Estado. Población que ha sido precarizada, desguarnecida y debilitada con toda la intención de menoscabar, no solo su capacidad de insurgir sino de resistencia al asedio, en otras palabras, su capacidad de comunicación y de acopio logístico, algo ya expuesto en mi artículo sobre “la resistencia suicida” (1).
d. El tipo de conflicto que algunos proponen de inmediato, el único posible ante la circunstancia actual donde no se podrá contar con una sublevación de la fuerza armada nacional, con apoyo internacional en forma de intervención directa/indirecta, es precisamente el tipo de conflicto que el enemigo domina, llámese “guerra asimétrica”, “guerra popular”, o “guerra zamorana”.
(Esta capacidad para realimentarse del caos generado por ellos mismos, o por “los otros”, no durará para siempre, en algún momento llegarán a la etapa de “la conservación”)
(Existen otros factores que deberán considerarse llegado ese momento de “flexión hacia arriba”, y su discusión, nunca debería ser pública)
3. Con todo y el pesar que pueda generar, hay que decirlo: no es el momento.
Compañeros, lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos debemos plantear no podrán ser cumplidos… vendrán nuevas situaciones.
(1) La Resistencia Suicida, 13/07/2017, http://ow.ly/dQAA30fq6Cg