La grave decisión anunciada este martes 31/1/18, por el secretario general de la Organización de la Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, de dejar en manos de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) la solución a la disputa entre Venezuela y Guyana por la región del Esequibo, la cual se encuentra en negociación desde el 17 de febrero de 1966, basado en el acuerdo de Ginebra, nos coloca a un paso de perder la soberanía sobre más de 300 mil kilómetros cuadrados de territorio terrestre y marítimo, que representa las dos tercera partes de Guyana.
Nota de prensa
La debilidad del Estado venezolano hace estragos. En el año 2005, durante la presidencia de Hugo Chávez, se deslegitima el reclamo de la Guyana Esequiba al utilizar como argumento su propia interpretación del origen de este diferendo limítrofe, aludiendo a la hipótesis de la invasión, e imponiendo la política de la “petrochera”, para a través de Petrocaribe favorecer con crudo a los países de la Comunidad del Caribe (Caricon), de la cual Guyana forma parte, a cambio de recibir el voto en bloque en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Pasando por desmantelamiento de los equipos técnicos de las cancillerías para la solución de esta controversia, el régimen de Nicolás Maduro ha demostrado torpeza y entreguismo para solucionar este conflicto por la vía diplomática y con la mediación de un organismo multilateral.
La decisión tomada hoy por la ONU se estuvo evitando durante 52 años. Desde 2015, cuando la petrolera ExxonMobil y su socia Hess Corporation anunciaron un importante descubrimiento de crudo después de la exitosa perforación del los pozo Liza 1 y 2, y Payara, ubicados en el bloque Stabroek, justo en la zona limítrofe en reclamación por Venezuela desde 1899, nuestro país ha hecho poco por reclamar sus derechos, mientras Guayna se prepara para continuar desarrollando su potencial petrolero.
Las concesiones para la explotación de hidrocarburos en la zona en disputa, donde hay cuatro importantes hallazgos en aguas de Guyana, dos en el mar territorial reclamado por nuestro país (P ayara y Ranger-1) y otro con grandes posibilidades dentro de aguas nacionales, fueron otorgadas por el gobierno guyanés a Exxon, Hess y la empresa china CNOOC, sin el consentimiento del Estado venezolano.
Estamos en una situación muy difícil. Aunado a la grave crisis humanitaria que afecta a la mayoría de los venezolanos, también se suma esta errática política del régimen que ha gobernado durante los últimos 19 años, y que hoy coloca al país ante un nuevo capítulo signado por el fracaso y los errores.
Se impone ahora un mayor esfuerzo de parte de quienes tienen la responsabilidad de gobierno, de evitar a toda costa la pérdida del territorio en reclamación. La posición histórica de Venezuela ha sido que “el Esequibo es nuestro”, basada en razones jurídicas y éticas.
Ahora que el caso ha pasado a manos de Corte Internacional de Justicia de La Haya, corresponde a Venezuela asumir con seriedad este tema de soberanía que por más de cinco décadas no ha tenido solución. Es urgente darle un tratamiento transparente y de cara al país, definir posiciones claras y las estrategias que en adelante marcarán la hoja de ruta.