Donald Trump se mostró satisfecho por su discurso del martes ante el Congreso y así lo hizo saber, ante el riesgo de parecer poco riguroso ante un tema que le preocupa bastante: el nivel de las audiencias.
“Gracias a todos por los cumplidos y los comentarios del discurso sobre el estado de la Unión”, tuiteó el presidente estadounidense este jueves, dos días después de su comparecencia ante los legisladores.
“45,6 millones de personas lo vieron, la cifra más elevada de la historia”, añadió.
Ahora bien, si se observan las cifras del instituto Nielsen al respecto, tres de sus predecesores tuvieron más audiencia que él en su primer discurso sobre el estado de la Unión.
El demócrata Bill Clinton en 1994 (45,8 millones), el republicano George W. Bush en 2002 (51,8 millones) y el demócrata Barack Obama en 2010 (48 millones) alcanzaron cifras superiores.
Esta fascinación del presidente estadounidense – y expresentador de un programa de telerrealidad – por las tasas de audiencia recuerda a una polémica increíble que marcó el principio de su mandato.
Herido en el orgullo por las fotos de la multitud que asistió a su juramento, claramente inferior a la que asistió al de Barack Obama ocho años antes, el presidente hizo responsable al entonces portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Ante una sala de prensa estupefacta, Spicer afirmó entonces, con un tono de una agresividad extraordinaria y contra la evidencia de las fotos aéreas, que la muchedumbre que reunió Donald Trump era mayor, que los medios se habían confundido y que no había nada más que decir.
AFP