Este año San Valentín no solo será el patrono de los enamorados, sino también de algunos inmigrantes venezolanos que encontraron trabajo en los cultivos de flores de Colombia luego de huir de su país debido a la crisis política, económica y social.
Y es que la situación en la nación con las mayores reservas de petróleo del mundo ha llevado a médicos, economistas, ingenieros y otros profesionales a migrar de Venezuela a la limítrofe Colombia para ganarse la vida como meseros, peluqueros o recolectores de café.
“Me obligó la situación de mi país, me tuve que venir (…) vine con mis papás y me tocó ponerme a trabajar en esto”, dijo a Reuters Angy Velasco, una venezolana de 19 años que laboraba en la tesorería de una aseguradora y ahora, tras dos meses en Colombia, etiqueta y empaca rosas en una finca de Chía, cerca de Bogotá.
Según Migración Colombia, el número de venezolanos que se encontraban en el país al cierre del 2017 aumentó un 62 por ciento a 550.000 frente a los registrados a mediados de ese mismo año. De ellos, solo una cuarta parte tiene un permiso de permanencia transitorio o algún tipo de visado.
Pero en opinión de expertos, la cifra podría ser mucho mayor, debido a la dificultad de las autoridades de controlar el ingreso ilegal por la porosa frontera terrestre de 2.219 kilómetros que comparten los dos países, con decenas de cruces irregulares y por la que ingresan la mayoría de venezolanos.
“Este año contamos con un gran número de venezolanos que han llegado en busca de trabajo”, dijo Dayana Rodríguez, asistente de poscosecha en la finca Río Frio, una productora de flores en el municipio de Chía, aledaño a la capital colombiana.
Al igual que muchos compatriotas que trabajan en el sector de las flores, Velasco recibirá el salario mínimo legal mensual, equivalente a unos 276 dólares, muy por encima de los apenas 3 dólares que obtendría en Venezuela a la tasa de cambio del mercado paralelo, uno de los más bajos de América Latina.
El salario que reciben es igual al de los colombianos y fueron contratados debido a las gestiones del gremio, luego de que el Gobierno diera la instrucción a los ministerios de ayudar a los venezolanos.
Colombia, el segundo exportador mundial de flores después de Holanda, enviará a Estados Unidos unas 35.000 toneladas del producto, con lo que abastecerá un 74 por ciento de las importaciones que recibirá ese país para el Día de San Valentín.
Deuda histórica
Las autoridades no suministraron cifras sobre el número de venezolanos trabajando en el sector floricultor, que ocupa a unas 130.000 personas.
Las estadísticas gubernamentales no incluyen a cientos de miles de colombianos que están retornando con sus hijos desde Venezuela, hacia donde migraron en las décadas de 1980 y 1990, atraídos por el auge de la industria petrolera en la vecina nación, un viejo favor que Colombia considera es momento de retribuir.
“Es el compromiso del Gobierno, es un tema humanitario de recibirlos, quisiéramos poderles ofrecer más condiciones, pero también tenemos que atender nuestra propia realidad”, dijo el ministro de Agricultura, Juan Guillermo Zuluaga.
Sin embargo, la llegada de los venezolanos no ha sido fácil. Muchos de ellos han sido acusados de aumentar los índices de violencia, mientras otros han sufrido discriminación y explotación laboral.
La canciller colombiana, María Ángela Holguín, reveló que cerca de 600 empresas han sido sancionadas por emplear a venezolanos en condiciones salariales por debajo de la ley.
“No se nos puede olvidar nunca la generosidad de ese país con los colombianos, mal contados hay cuatro millones de colombianos en Venezuela o hijos de colombianos, así que como país tenemos que ser grandes”, afirmó.
Pese a la grave crisis social, económica y política que vive Venezuela, muchos de los que han llegado a Colombia guardan la esperanza de retornar a su patria.
“Yo sé que los venezolanos quieren regresar a su país y ellos se vinieron así como yo, por vivir bien y sé que para cada uno de ellos es duro, pero echemos para adelante, es lo único que les puedo decir, fuerza y fe”, dijo Velasco mientras terminaba de empacar docenas de flores. Reuters