El ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, informó que el diálogo que se llevó a cabo en República Dominicana fracasó porque la oposición estuvo de acuerdo en todos los puntos que se plantearon, menos en la fecha de las elecciones presidenciales.
“Zapatero presentó un papel de trabajo del diálogo y el 31 de enero acordamos firmar este acto de avance, es decir, ya había acuerdo, solo faltaba la fecha de las elecciones presidenciales, pero la oposición cambió de parecer después de una llamada”, dijo en el programa José Vicente Hoy, transmitido por el canal Televen.
Una llamada, la nueva manzana de la discordia
Sin impresionar a nadie, Rodríguez aseguró de forma tajante que fue una llamada la que frenó que la oposición firmara el “acuerdo de paz”.
“Julio Borges recibe una llamada de Bogotá, justo cuando se estaba llevando a cabo la reunión de Tillerson y Santos, y les dijeron que no podían firmar el acuerdo, fue una orden totalmente injerencista. Este fue por qué no se firmó el acuerdo”, dijo Rodríguez.
“La oposición no se manda sola, siempre hay una orden que viene de afuera, que hace muy difícil que ellos puedan tomar decisiones solos, siempre hay detrás de ellos una orden extranjera”, dijo.
Con respecto a los temas que se estaban debatiendo, el psiquiatra reveló que algunos compañeros del oficialismo afirmaron que la oposición “no iban a firmar porque ellos no les pueden decir a Trump y a Rajoy que levanten las sanciones que ellos mismos solicitaron”.
Borges en el diván del psiquiatra
Como buen psiquiatra, el ministro se olvidó de la política y se adentró en el mundo de la medicina, cuando diagnosticó que Julio Borges, líder de la oposición venezolana, llegó en estado de ebriedad a una reunión en República Dominicana.
“Es claro cuando alguien está en estado de ebriedad, se nota en el lóbulo frontal. Borges llegó a una reunión ebrio y hasta los periodistas estaban abismados por esto”, dijo.
Además acotó que “un diálogo no puede dar buenos resultados si no se toma en serio”. Es decir, Rodríguez culpó, como cosa rara, a la oposición del fracaso de la negociación.
Guevara, el “cadáver político”
También aseveró que el opositor Freddy Guevara, quien se encuentra asilado en la embajada de Chile en Venezuela, “ya no existe políticamente” por haber incitado a la violencia por medio de sus acciones en el 2017, lo cual lo convirticó en un “cadáver político”.
Además, lo comparó con Carlos Ortega, el ex líder de la Confederación de trabajadores de Venezuela, que convocó al paro nacional que se llevó a cabo en e año 2002.
A su vez, el ministro no se cansó de aplicar adjetivos y calificó a la oposición venezolana como “xenófoba” que busca rechazar y “aplicar la supremacía blanca de Donald Trump” en todo el territorio venezolano.