En lo que va de años ocho niños han fallecido por falata de medicinas en Carabobo.
Ellos no tienen descanso. Deben dormir en incómodas salas de hospitales para recibir los pocos tratamientos que les administran. Algunos han tenido que cambiar su sitio de residencia para poder tener esperanza de vida. Es el caso de Yorbelis Contreras y su hijo de nueve años. Ella se mudó de su casa en Cumaná hasta Valencia para que el niño de 14 años con metástasis en la columna pueda superar la enfermedad.
Para ellos no ha sido fácil. “Mi esposo está incapacitado porque quedó ciego en un accidente y lo deje a cargo de mi hija de nueve años. Y me tuve que venir con mi hijo que está parapléjico y es muy difícil”.
Tifani Gutiérrez es una paciente oncológica de 13 años. Ya fue operada para extraerle el tumor en el fémur y está en proceso de quimioterapia. A su corta edad sabe lo que pasa. “Con la escasez de medicinas e insumos ha sido complicado ponerme todas las cosas que necesito”.
Para leer la nota completa ingrese a El Carabobeño / Dayrí Blanco