Hay quienes comparan la ansiedad con una epidemia y consideran que existen ciertas conductas que facilitan su propagación; por ejemplo, el consumo casi exacerbado de las redes sociales se ha relacionado fuertemente con síntomas de depresión y ansiedad, reseña Pijama Surf.
El doctor Robin Kowalski, profesor en psicología de la Universidad de Clemson, opina que las quejas excesivas programan al cerebro a volverse deprimido y ansioso.
En otras palabras, el pesimismo eterno, aquel monstruo mental que nunca está conforme con nada y encuentra siempre razones para dejarse arrastrar por el lado negativo, posee el poder de ocasionar períodos de depresión y ansiedad.
De acuerdo con Kowalski, existen cuatro actividades que ayudarán a mantener bajo el pesimismo:
– Mostrarse agradecido por los detalles.
– Estar consciente de uno mismo: de las sensaciones físicas, emociones, sentimientos y necesidades.
– Iniciar un nuevo patrón en donde uno se entrene a ver lo negativo y desarrollar soluciones para cambiar nuestra reacción ante la circunstancia que nos incomoda. Dado que nunca podremos obligar a los otros a cambiar, siempre podemos alternar nuestras reacciones y modos de enfrentar eventos que nos hacen sentir mal.
– Practicar el esfuerzo, recordándonos que la productividad forma parte de la naturaleza humana y, por lo tanto, de uno mismo. Es decir, continuar dando el mejor esfuerzo para cada una de las áreas de nuestra vida, buscando y llevando a cabo las soluciones pertinentes.