El Consejo Evangélico de Venezuela negó que exista alguna persona o partido que represente electoralmente a los evangélicos venezolanos, dado que es una organización que no participa en actividades político-partidistas, reseñó VPI.
Asimismo, los evangélicos consideraron que los comicios fijados para el próximo domingo 22 de abril se pusieron “de manera inminente” y cuestionaron la libertad y las garantías necesarias para que sea una justa y legítima dicha convocatoria a las urnas electorales.
A continuación el comunicado completo:
El Consejo Evangélico de Venezuela (CEV) en representación de sus afiliados, en cumplimiento de su deber orientador, y ante las actuales circunstancias en que se hace un llamado a elecciones para fecha veintidós de abril del corriente año expresa lo siguiente:
Que el CEV como Organización que no participa de actividades político-partidistas aclara que no hay ninguna persona, ni partido que represente electoralmente a los evangélicos venezolanos.
El CEV ya ha ofrecido en el pasado su pensamiento y posición sobre la representación y el intento de la participación política de la Iglesia; sin embargo, ante la inquietud de nuestros afiliados pero muy especialmente de la sociedad venezolana, ofrecemos parte de nuestra visión en esta materia expresada en el Manifiesto asumido por el CEV sobre una “Declaración de Identidad y Compromiso Público” (2016) que citamos:
“Los Evangélicos no tenemos un líder supremo o un portavoz oficial exclusivo, de manera que nadie puede hablar por todos los evangélicos y mucho menos aquellos que llegan a ser impuestos por instancias externas a las propias comunidades evangélicas”.
“El ser evangélico debe ser definido teológica y no políticamente; confesionalmente y no culturalmente. Ante todo, es un compromiso y una devoción a la persona y el trabajo de Jesucristo, sus enseñanzas y estilo de vida, y una dedicación duradera a su señorío sobre todos los poderes terrenales, alianzas o lealtades. Por tal razón, no debería ser confundido, o reducido a categorías ideológicas, políticas, o partidistas. Así el evangélico milita personal e individualmente en la parcialidad de su libre escogencia, pero la iglesia no responde a ninguna categorización política o ideológica, ni siquiera cuando ésta pretenda monopolizar la representatividad de los evangélicos”.
Por otra parte, al referirnos al proceso electoral que se impone de manera inminente, manifestamos que en un régimen democrático los ciudadanos, en cumplimiento del ordenamiento jurídico de la nación, bien pueden optar a cargos públicos de elección popular; no obstante, las actuales circunstancias ponen en cuestionamiento la libertad y las necesarias garantías que hagan justa y legítima la convocatoria a elecciones.
Actualmente, nos encontramos con la realidad denunciada por diversos actores de la comunidad internacional respecto a los presos políticos en el país, las inhabilitaciones arbitrarias, y la disminuida participación de partidos políticos; esto aunado a la creciente diáspora venezolana que se cuenta por millones que a su vez están impedidos de ejercer su derecho al voto; todas estas realidades dan cuenta de una importantísima lesión al régimen democrático en Venezuela.
Además se hace notable la desconfianza que produjo en la población la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente (como una instancia de gobernabilidad cuya legalidad es cuestionada por gran parte de la opinión pública nacional y por la comunidad internacional), tal escepticismo unido a otros factores que generan abstención, impulsan ávidamente la intención oficial de propiciar el adelanto de unas elecciones susceptibles al desconocimiento ciudadano.
Es por ello, que apuntamos que el ofrecimiento de candidaturas presidenciales sin contar con las debidas garantías para que sea expresada y respetada la voluntad de los ciudadanos venezolanos que esperan ver resueltos sus problemas de alimentación, salud, seguridad, y demás derechos civiles y humanos, resulta en una colaboración con la postura oficial que impide el logro de condiciones que permitan generar confianza en toda la ciudadanía.
Las actuales circunstancias reclaman una actitud congruente de todos los estamentos políticos y sociales del país, y reclaman entender la peligrosidad del tiempo presente en que se encuentra en juego no sólo el futuro sino la vida presente tantos venezolanos que están enfrentando la mayor tragedia social de su historia, y ante lo cual oramos para que el Dios de toda fortaleza y esperanza nos ayude como nación, y que por todos los medios posibles tanto la comunidad internacional, como todos los ciudadanos, accionemos a favor de la democracia y al encuentro de las más efectivas vías para resolver los graves problemas que enfrentamos.
Estamos comprometidos con la educación de la sociedad y especialmente de las nuevas generaciones, a fin de contribuir a la sanidad moral y espiritual de la sociedad. Entonces oremos al Señor por la sanidad de nuestra nación, por el auxilio de los necesitados, y por la recuperación del respeto, la tolerancia y el sentido de legalidad y humanidad que tanto precisa Venezuela.