Las colas de peregrinos volvieron hoy al Edículo que protege la tumba de Jesucristo, tras la reapertura de las puertas del Santo Sepulcro de Jerusalén, cerradas excepcionalmente durante tres días como protesta a la políticas fiscales y legislativas israelíes.
El musulmán palestino Wayid Nuseibeh, encargado de abrir y cerrar la Iglesia, volvió a su puesto y recibió poco después de las 4.00 (2.00 GMT) una escalera del interior a través de un ventanuco, y las llaves de acceso que la familia del también musulmán Adeeb Yawad custodian desde 1187.
“Estoy muy contento de que la Alcaldía de Jerusalén dé marcha atrás y cancele todo”, dijo Nuseibeh a Efe con la puerta abierta después de que ayer el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, interviniera en la crisis y acordara con el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, la suspensión del cobro de impuestos municipales que había generado el rechazo de las comunidades cristianas.
La inédita clausura, que comenzó el domingo, se produjo después de que la Municipalidad ordenase congelar cuentas bancarias de las iglesias, a las que acusa del impago del Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), del que estaban exentas históricamente.
Barkat defendió que la tasa, conocida como “arnona”, debe aplicarse a los lugares que no están destinados al culto, como comercios, hoteles, salones y negocios, y aseguró que las iglesias mantienen una deuda de 186 millones de dólares.
“Están pidiendo a las Iglesias que paguen muchísimo dinero en impuestos. Afecta a centros religiosos, escuelas y hospicios de peregrinos. Esto no ha ocurrido nunca, ni en el periodo otomano, ni en el Mandato Británico, ni con las autoridades jordanas”, denunció Nuseibeh tras el cierre del templo.
El patriarca griego-ortodoxo Teófilo III, el custodio de Tierra Santa, Francesco Patton, y el patriarca armenio, Nourhan Manougian, anunciaron el domingo la drástica medida, también motivada por una propuesta de ley en el Parlamento israelí (Knéset) que debía haberse debatido ese día y que, de aprobarse, permitiría expropiar retroactivamente tierras vendidas o de largo arrendamiento por las iglesias.
Estas vieron estas acciones como un “ataque sistemático y sin precedentes” que a su entender “parece un intento de debilitar la presencia cristiana” en Tierra Santa.
Las autoridades israelíes cedieron, por el momento, hasta que un equipo profesional, integrado por todas las partes y encabezado por un miembro del Ejecutivo, consensúe una solución para el sistema fiscal y la revisión del proyecto legislativo.
El titular de Cooperación Regional israelí, Tzachi Hanegbi, liderará el comité para zanjar esta crisis que se ha producido en vísperas de la Semana Santa y a sabiendas de que el 54% de los turistas que visitan anualmente Israel se declara cristiano, según el Ministerio de Turismo.
Finalmente hoy, a la hora anunciada, Nuseibeh quitó el cierre y la joven francesa Clémence Morín pudo ver por primera vez el templo, pocas horas antes de coger su vuelo de vuelta a París.
La clausura ha generado perplejidad entre los peregrinos que, como Morín, rezaban estos días en el exterior y frente al gran portalón de madera que solo cierra brevemente en ocasiones litúrgicas como el día de Jueves Santo.
El último encontronazo entre Israel y las comunidades cristianas sucedió en 1990, cuando el Santo Sepulcro permaneció dos días clausurado como protesta a la toma de un edificio de la Ciudad Vieja por parte de colonos israelíes, recuerda Jawad a Efe con el artículo publicado aquel día en el periódico Al Quds.
El complejo que alberga el lugar de la crucifixión y la resurrección de Jesús, según las sagradas escrituras, se encuentra dentro de la ciudad amurallada, en la parte este ocupada y anexionada contra la legalidad internacional por Israel desde 1967, lo que provoca no pocas susceptibilidades entre las comunidades cristianas locales, fundamentalmente palestinas. EFE