Salarios de hambre, por José Guerra

Salarios de hambre, por José Guerra

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Uno de los resultados más visibles de la política económica que ha llevado adelante el gobierno de Maduro es la hiperinflación. Ésta ha sido provocada por la vertiginosa explosión en el incremento de la cantidad de dinero que lleva acabo el BCV para financiar el déficit fiscal del gobierno. Así, en la primera semana de marzo de 2018 respecto a la primera semana de marzo de 2017, la impresión de dinero del instituto emisor aumentó a un ritmo de 3.600%, todo ello destinado a prestarle plata a PDVSA. No hay economía que resista esa dosis letal de dinero sin causar un proceso hiperinflacionario, el cual puede hacer que el aumento de los precios en 2018 pueda alcanzar la astronómica cifra de 13.000%.

En estas condiciones de precios al alza, los salarios que recibimos los trabajadores venezolanos, activos, pensionados y jubilados no cubren las necesidades básicas. Son salarios de hambre. Actualmente un general activo de la FANB devenga una remuneración básica de Bs.5.000.000, muy por debajo de la canasta alimentaria. Esa cantidad de bolívares equivale a US$ 80,0 a la tasa de cambio Dicom y apenas US$ 25,0 a la tasa de cambio paralela. Peor sucede con otros grados del escalafón militar, desde Tenientes Coroneles, Coroneles, Capitanes, entre otros. El caso de un profesor universitario situado en el tope de la carrera académica, quien obtiene salario básico de Bs. 1.300.000 es francamente indignante, o el de un médico especialista que luego de más de veinte año de estudios su sueldo básico es de Bs 700.000. Ello ha llevado a renuncias masivas de los profesionales de la medicina quienes salen en masa del país en búsqueda de otros horizontes para tener una vida digna, que el socialismo del Siglo XXI, hoy les niega.





Una situación que llama poderosamente la atención por lo grave, es el de los agentes policiales, quienes a diario salen a exponer sus vidas sin que por tal actividad reciban una remuneración decente. Esto está propiciando denuncias cada vez más frecuentes de conductas inapropiadas por parte de policías, con lo cual se desvirtúa la razón de ser de tan noble profesión. Un agente de policía en el escalón más bajo de una institución recibe un salario básico inferior a Bs 500.000 y el de mayor jerarquía su salario no supera Bs 1.500.000. En estas condiciones resulta casi imposible luchar eficazmente contera el hampa, pero también evitar la corrupción en los cuerpos policiales. Entre tanto una cúpula en el poder disfruta de los todos los beneficios y privilegios.

De nada sirve que el gobierno aumente los salarios de forma mensual si el aumento de los precios luego se encarga de pulverizar esos salarios. No hay salario que le pueda seguir el paso a la hiperinflación. Por tanto, lo primero que debe hacerse para restituir el poder de compra de los asalariados en Venezuela, hoy muriéndose de hambre, consiste en diseñar un plan económico que tenga dos objetivos. El primero, parar en seco la hiperinflación para lo cual hay que hacer una reforma monetaria como la realizada en Alemania durante 1946 o la de Brasil en 1996 bajo la conducción de Fernando Henrique Cardozo. El segundo, versa sobre la reactivación del crecimiento económico, para lo cual hay que rehacer la industria petrolera hoy destruida y militarizada. Lo único que puede impulsar la expansión de la economía actualmente es la vigorización del sector petrolero.