“La descapitalización humana que afecta actualmente a la sociedad venezolana, producto de la huida de millones de profesionales que buscan desesperadamente mejores perspectivas de vida en otros países, luce indetenible”, alertó este lunes el profesor William Anseume, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB).
Continuó Anseume: “al respecto se ha pronunciado, haciéndose el preocupado, hasta el propio presidente de la República al referirse, de muy mal modo, a que ‘nos están robando los cerebros’. Habría que advertirle muy claramente al presidente que aquí nadie ha venido a robar cerebros, ni esto es posible, por descabellado y absurdo, sino que su gobierno ha propiciado, de manera por demás inclemente, la diáspora generalizada de los profesionales venezolanos por el mundo. Venezuela ha echado y continúa echando permanentemente del país a sus ciudadanos al no brindarles expectativas de desempeño de vida que superen mínimas condiciones de existencia. Muy especialmente son extrañados los mejor formados, y los profesores, especialmente los universitarios, los investigadores, que son los productores y difusores del conocimiento. No se trata, señor Maduro, de arrojar pañitos de agua tibia sobre un profundo problema que afecta hondamente al país y que significará una descomposición social muy difícil de revertir en los años venideros”.
Agregó Anseume: “ni el tal Plan ‘chamba juvenil’, irrisorio planteamiento ante una creciente dificultad para los jóvenes profesionales de desempeñar aquí su vida productiva, de arraigar como se debe en un país serio que se precie y aprecie los aportes de sus jóvenes profesionales, ni cualquier otro invento de este tipo, ni aquello que signifique bonos que en realidad son fórmulas completamente desafortunadas, va a resolver el problema. El éxito de estas medidas inconsistentes está negado de antemano, tanto como la perversa opción de asir política o ideológicamente a estos profesionales al poder político que el gobierno representa con mecanismos al estilo carnet de la patria. Hay que decirlo sin ambages de ningún tipo, debido a que en esto no existe posibilidad alguna de disimulo: si aquí si no se mejoran los sueldos y la calidad de vida en general de los profesionales y de los universitarios, recién formados o no, no será posible contener la diáspora que se ha producido y se sigue produciendo día a día. Sin prestar la debida atención a las causas del problema, sin mejorar paulatinamente los sueldos y las condiciones de vida, no se detendrá la estampida de los venezolanos en busca de un lugar donde poder vivir con total dignidad”.
Por su parte, el profesor Luis Buttó, Secretario General de la APUSB, se refirió al impacto negativo que la masiva salida al exterior de profesores universitarios ha generado sobre el país: “en los últimos diez años se calcula en 50% el éxodo de profesores-investigadores de la universidades venezolanas al exterior. Esto se ha traducido en que durante el mismo período, el caudal de productos de investigación científica del país ha descendido en igual proporción, 50%. Es decir, el país se ha colocado de espaldas a los retos y compromisos que la globalizada sociedad del conocimiento demanda, pues mientras en el país la producción de conocimiento científico se ha constreñido a la mitad de lo que debería efectivamente ser en condiciones ideales, la producción de ese conocimiento se ha multiplicado por cuatro en el resto del planeta. Esto nos pone como sociedad fuera del radar científico mundial e incluso regional: hoy en día en la vecina Colombia, por ejemplo, se produce, cuando menos, ocho veces más conocimiento científico que en Venezuela. Por cierto, buena parte de nuestros profesores han emigrado a universidades del vecino país”.
Agregó Buttó: “las referencias que importantes personeros del gobierno hacen constantemente acerca de la necesidad de superar el modelo económico dependiente de la renta petrolera, en la práctica no pasa de ser un discurso vacuo, meramente propagandístico y completamente insincero. Si desde el Estado venezolano no se hace lo conducente para remunerar adecuadamente a nuestros científicos y brindarles condiciones de vida cónsonas con el importante papel que desempeñan en la sociedad, jamás se avanzará hacia una economía capaz de generar riquezas más allá de los vaivenes de los precios internacionales del petróleo y de la discrecionalidad del gobierno para redistribuir esta renta a su leal saber y entender con fines ideológicos-partidistas. Hoy en día, en los países de mayor desarrollo relativo del planeta, más de la mitad de la riqueza producida está concentrada en los llamados intangibles; es decir, productos directos de la ciencia, de la innovación desarrollada por sus investigadores científicos. Si Venezuela en vez de ser un lugar que atraiga y concentre investigadores, continúa siendo la absurda máquina que los expulsa hacia otras latitudes, jamás se superará nuestro atraso en todos los órdenes. En las actuales circunstancias, la responsabilidad principal en este asunto recae sobre el gobierno. Hay que dejarlo bien en claro: no nos están robando los cerebros; las desacertadas políticas del gobierno estimulan la fuga de los mismos al obligar a nuestros investigadores a esa especie de ostracismo que, de seguro, ninguno de ellos desea realmente”.