Bernard Horande: “Divide et Impera”

Bernard Horande: “Divide et Impera”

Bernard Horande @BHorande
Bernard Horande @BHorande

La utilizó el emperador Julio César para evitar disturbios y revueltas por parte de los pueblos itálicos, derrotando a su mayor enemigo de la época, la Liga Latina, una confederación de unas treinta aldeas y tribus aliadas.

También hizo uso de ella el emperador francés Napoleón en sus tácticas militares, así como el Imperio Colonial Británico mediante la estimulación de disidencias entre las tribus manteniendo los desacuerdos y las disputas de carácter religioso y social.

Me refiero a la estrategia de dividir al adversario en pedazos, para así poderlo vencer y reinar. “Divide et impera”.





También los bolcheviques, luego de la Revolución de Octubre, realizaron alianzas diversas que crearon suficientes conflictos en sus enemigos para permitir el establecimiento del Partido Comunista Soviético como único partido legal.

“Divide y Vencerás” es una estrategia tan vieja como la historia misma.

Su objetivo es mantener bajo control territorios y poblaciones enteras, dividiendo y fragmentando el poder de los distintos grupos existentes, a efecto que no logren reunirse y ponerse de acuerdo en un objetivo, unas estrategias y unas acciones comunes.

Una exquisitez de esta estrategia está representada en las llamadas “tácticas de salami”, término acuñado en la década de los años 40 por el líder comunista húngaro Mátyás Rákosi, quien se jactaba de haber destruido a los partidos no comunistas “cortándolos como rebanadas de salami”.

Por cierto, los nazis también usaron el“salami” a partir de 1933 para lograr el control absoluto en Alemania.

Parece que de toda esta historia, en Venezuela hemos aprendido muy poco.

Después de haber logrado en dos oportunidades unir al país para hacer frente al régimen chavista-madurista, hoy estamos más desunidos que nunca.

Justamente hoy, cuando el régimen venezolano está en su peor momento, cuando la catástrofe nacional afecta a todos habitantes del país, cuando los niveles de aceptación de Maduro y su combo son los más bajos, cuando internamente el chavismo tiene serios conflictos, en la oposición no se nos ocurre mejor cosa que estar jalando cada quien por su lado.

Estamos hoy lastimosamente divididos en tres toletes.

En un extremo, los “participacionistas a ultranza”, representados claramente en la inoportuna y equivocada candidatura presidencial de Falcón.

En el otro extremo, los corajudos del radicalismo, liderados por María Corina y Ledezma, que apuestan a una ruta que ni públicamente se atreven a describir, por razones obvias.

Y en el medio, un extenso, diverso y demasiadas veces contradictorio sector cuyo deseo mayor es salir en paz de este desastre, preferiblemente por la vía electoral. Una tarea que se ve impedida tozudamente no sólo por las estrategias ineficaces y difusas que pone en práctica sino también por las absolutamente infelices declaraciones que a diario dan quienes pretenden dirigir las acciones.

De esta manera, en un país destruido y disminuido, el chavismo sorprendentemente se mantiene en el poder. Por supuesto, con la inapreciable e imprescindible ayuda de los castristas, que de dividir saben mucho “porque es su especialidad”.

Uno, modestamente, no pide que todos en la oposición de un día para otro se unan por arte de magia, vayan agarraditos de mano y hasta se casen unos con otros. No.

El país lo que parece pedir es que al menos se articulen entre ellos.

Que dejen de caerse a pedradas.

Que depongan sus egos, que en varios y varias son enormes.

Que admitan que a través de diferentes estrategias se puede lograr el objetivo. Que no necesariamente son contradictorias sino complementarias.

Que acepten que eso que llaman “la razón” no es algo exclusivo de alguien en particular.

Una frase nuestra, que usamos mucho los venezolanos, puede ilustrar mejor:

“Juntos pero no revueltos”.

Hoy tenemos una comunidad internacional que está apoyando como nunca nuestra causa de libertad.

Entiende uno perfectamente cuando en varios de esos países sus líderes se preguntan si “esta” oposición en Venezuela está preparada realmente para asumir el poder después del chavismo. Si será capaz de sostener un gobierno.

La percepción es: “Si así se pelean por una botella vacía, cómo será cuando esté llena”.

Cierro con una frase del jurisconsulto inglés Sir Edward Coke (1552 – 1634), entre otras cosas uno de los que más influyó en el desarrollo de la Constitución inglesa:

“Eritis insuperabiles, si fueritis inseparabiles”, que en buen criollo más o menos quiere decir:

“Podrían ser insuperables si fueran inseparables”.