La Fiscalía de Perú anunció este domingo que investiga la muerte de un ciudadano canadiense sospechoso de haber asesinado a tiros a Olivia Arévalo, la líder indígena en la Amazonía.
“La Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Yarinacocha, en Ucayali (Amazonía), luego de varias diligencias realizadas sobre el crimen de Olivia Arévalo, inició una nueva investigación tras el hallazgo del cadáver de un ciudadano canadiense”, señaló el ministerio Público en su cuenta de la red social Twitter
La fiscalía no dio el nombre del ciudadano canadiense hallado el sábado por la policía ni de la forma que murió, pero señaló en Twitter que “la muerte del ciudadano extranjero estaría vinculada a la muerte de Olivia Arévalo, miembro de la comunidad indígena shipibo konibo”.
El hombre aparentemente fue linchado en la misma zona donde la líder de la comunidad amazónica Shipibo-Konibo, Olivia Arévalo, de 81 años, fue acribillada el jueves de cinco balazos en su casa en la región Ucayali, en el noreste de Perú, por un individuo que luego escapó en una motocicleta.
“Queremos verificar si efectivamente esa persona que estaba enterrada y que estamos desenterrando, es la misma que aparece en un video en las redes sociales que ha sido victimada (linchada) porque al parecer participó” en el asesinato de Arévalo, explicó el sábado a la prensa el fiscal Ricardo Jiménez.
El gobierno prometió el viernes que haría todo lo posible para atrapar al responsable del crimen y varias autoridades del ministerio de Cultura viajaron a la zona para indagar sobre la muerte de Olivia Arévalo.
La etnia Shipibo-Konibo habita en las regiones amazónicas de Ucayali, Madre de Dios, Loreto y Huánuco. También familias de esa etnia han emigrado a Lima en busca de trabajo.
Con 31.000 habitantes, es una de las etnias con más población en la Amazonía peruana.
No es la primera vez que matan a un líder indígena en Ucayali.
En setiembre del 2014, cuatro líderes de la comunidad asháninka de Alto Tamaya-Saweto fueron asesinados en la frontera con Brasil. Se sospechó de madereros ilegales y narcotraficantes que los tenían amenazados.
AFP