Padecemos la más grave crisis social, política, ética, moral y económica de nuestra historia y, por si fuera poco, sobrellevamos una espantosa orfandad de liderazgo incoherente y sin clara ruta. Una verdadera tragedia. Reconocer y respaldar a quien calce los puntos para asumir la conducción de fuerzas hacia la dimisión de la dictadura y reconstrucción de la democracia republicana es asunto de vida o muerte.
Debe ser persona coherente, integra, autentica, creyente en lo que predica, defensor sincero de la verdad sin ambigüedades ni cobardías, opuesto al acomodo y sumisión, tener claros principios y valores moralistas, ser rebelde y coincidir en espíritu e ideas con los ciudadanos.
Tras mucho soñarlo, desearlo y envidiarlo, el castro comunismo logró vía libre, controlada y barata a las mayores reservas de petróleo del planeta, con un arco importante de recursos minerales y naturales, sin un solo disparo militar.
No es una hazaña tampoco un milagro, fue un descuido de la mayoría e irresponsable complicidad de una minoría comunista. Quienes lo advirtieron, fueron despreciados y acusados de divisionistas, radicales, “guerreros del teclado” y hasta calumniaron que esos previsores incómodos -la verdad siempre es incómoda- pertenecían al G2, al régimen dictatorial y/o al imperialismo, que mentían desfachatados cuando alegaban, las decisiones del alto gobierno eran determinadas por castristas y venezolanos cooperantes que decidieron convivir y cohonestar esta insensatez, cobrando cara su confabulación y tracción.
Son desastrosas las medidas económicas y políticas públicas, mientras en la seguridad interna reina la anarquía, las relaciones internacionales son categóricas por La Habana, así como los nombramientos militares, judiciales, electorales y, por supuesto, servicios de inteligencia.
En Cuba la senectud de Raúl lo lleva a ceder el puesto, pero no el poder, a un sucesor seleccionado por él mismo, Miguel Diaz-Canel. Eso, allá; aquí en Venezuela el asunto es diferente, el petróleo y oro reposan en estas tierras, que necesitan vigilancia, y ahora generan preocupación.
Castro y Díaz-Canel se preocupan ya pasaron por esto. La Unión Soviética se derrumbó y empeoró el hambre en Cuba, y ahora a su pupilo Maduro, se les está derrumbando el país. Venezuela está en rebeldía.
Cuba superó su periodo especial cuando Chávez tontamente babeado, creyente y devoto, entregó la revolución bolivariana a la charlatanería impúdica e inservible de Fidel, y su tiranía de miseria. La permanencia del castrismo depende de seguir disfrutando de un gobierno dócil que le obedezca sin controversia. Y sólo se logra con la permanencia de Maduro, o una oposición desacertada y a veces cómplice, solo así, podrán garantizarse perdurabilidad.
Incluso se especula sospechoso que podrían estar dispuestos a un cambio para que todo siga igual con esa oposición de palabras y trampillas, entienden un acuerdo con candidatos fingidos blandos y acomodaticios, que por comodidad y provecho temporal hicieron pausa, pero jamás sacrificaron querencias y vínculos, ya una vez le funcionó a Chávez con todo y gallina.
El castrismo permite una fachada de libertad en temas como la economía, donde Maduro es un fiasco innegable. Pero con el apoyo, más bien, chantaje y extorsión que necesita para ejercer influencia en las áreas que le interesan como la militar, entre otras. ¿Cuál es la popularidad de Padrino López en los cuarteles como para ratificarlo como Ministro de la Defensa, de qué protegerá a Falcón?
Un beneficio adicional de la estafa -que no es una simple trampa-, es una estrategia definida, calculada y probada, que permita utilizar a Venezuela como laboratorio para manejar la Cuba del futuro. Un sistema político parcialmente abierto, donde se guarden apariencias democráticas y ciertas libertades. A eso han dedicado, durante casi dos décadas, a sus mejores talentos, instituciones y recursos, han fijado su objetivo y hasta ahora, lo están logrado. Sin embargo, ha existido y aún persiste resistencia, que prospera y avanza firme, terca, certera, perseverante, anhelante de libertad y ávida de república, no en aglomeraciones, pero sí en multitudes de conciencia.
Detalle que inquieta y genera crisis de pánico, sus cooperantes encubridores han sido descubiertos y están denunciados públicamente conjuntamente con sus cómplices, muchos incluso dispuestos a contar lo que saben. El asedio de la justicia internacional, congelando bienes y cuentas financieras soporte de la revolución bolivariana y de la permanencia cubana, están haciendo estragos.
También han logrado hartar a la ciudadanía, en el castrismo suenan alarmas de alerta máxima. Los millones de dólares regalados, pagos generosos a médicos, entrenadores y asesores -espías e infiltrados-. Las cuantiosas comisiones y sobre facturaciones por actuar como intermediarios en las importaciones de comida, medicinas, el control sobre la cancillería y embajadas, todo está en riesgo. Se percibe, se aprecia, Venezuela huele a libertad.
La colonia se hace inviable y menos probable. Los hospitales no tienen medicinas y poco atienden emergencias, la población se queja molesta por falta de servicios, no hay agua ni electricidad, el hambre y la muerte son habituales. La mortalidad infantil es de las más altas del mundo. La educación es precaria y poco más del 80% vive en pobreza. La inflación supera la imaginación y el índice de homicidios no tiene comparación. La industria petrolera colapsa y produce la mitad de 1999. Y para colmo, millones se han ido, huyendo despavoridos de esta ignominia y afrenta que ha destrozado familias y arruinado al país.
El asentamiento se desmorona, la gallina de los huevos de oro quiere liberarse de la vergüenza. Por eso el castrismo ve como una oportunidad el pillaje-simulacro electoral, Maduro es incapaz de manejar la crisis, pierde apoyo y para algunos no parece alocada la improbable idea de un cambio de caras, la dictadura no cede el dominio y mucho menos cuando tienen al país por cárcel. ¿Serán pendejos para entregar el poder? Por el contrario, pendejos son los que creen que lo harán.
Venezuela se zarandea, la pasión de la rebeldía palpita en los corazones, la indocilidad emerge y pronto se declarará la emancipación, se restaurará el gentilicio republicano democrático. Los castro-maduristas perderán todo, su salida es inminente. Preocupación que Diaz-Canel empieza a heredar.
@ArmandoMartini