Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción desde el 7 de abril, dio luz verde al Partido de los Trabajadores (PT) para que revalúe si mantiene su candidatura a las elecciones presidenciales de octubre en Brasil, aunque la formación cierra filas en torno a él.
AFP
“Quería que ustedes se sientan totalmente libres para tomar cualquier decisión porque 2018 es muy importante para el PT, para la izquierda, para la democracia. Y para mí, quiero mi libertad”, escribió el exmandatario en una carta que la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, leyó la noche del lunes en una reunión del directorio nacional de la organización política.
El encuentro se hizo a puerta cerrada, pero el dirigente del partido Alexandre Padilha colgó un video en Facebook donde se escucha a Hoffmann leer parte de la misiva.
“Hay insinuaciones de que si no fuera candidato, si los focos no estuvieran sobre mí, si yo no hablo contra la condena, será más fácil la votación a mi favor. Querida Gleisi, la Corte Suprema no tiene que absolverme porque soy candidato, porque me voy a portar bien. Tiene que votar porque soy inocente y también para recuperar su papel constitucional”, leyó a sus correligionarios la presidenta del PT.
Lula, de 72 años, también dijo estar “feliz” con los resultados de la última encuesta Datafolha, que lo siguen colocando a la cabeza de la carrera presidencial, aún estando encarcelado.
El sondeo otorga al expresidente (2003-2010) una intención de voto de 31%, seguido por el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro con 15%, aunque ligeramente por debajo de la encuesta anterior, cuando registraba un 37% de las adhesiones.
Miembros del PT que suenan como eventuales reemplazos de Lula, como el exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad o el exgobernador de Bahía Jaques Wagner, no superan el 2% de intención de voto en ese sondeo.
A pesar del mensaje de Lula, el partido aseguró que mantendrá su candidatura.
Poco después de que el video de Padilha viera la luz, Gleisi Hoffmann ratificó en su cuenta de Facebook que el PT sigue firme con su decisión.
“¡El pueblo quiere a Lula libre, a Lula presidente! No hay plan B, porque Lula es inocente”, dijo Hoffman, asegurando que su candidatura será aprobada en una convención nacional y registrada ante el tribunal electoral el 15 de agosto.
¿Transferencia?
Lula está preso en un cuarto de 15 metros cuadrados, con baño propio y una televisión, en la sede de la Policía Federal en Curitiba (sur) condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero. La justicia brasileña lo culpa de haber recibido un apartamento de una constructora implicada en el escándalo de Petrobras a cambio de favores políticos.
Este martes, la prensa nacional aseguró que la Policía Federal solicitó que el expresidente sea removido de esa celda especialmente acondicionada para alojarlo en Curitiba y transferido a un “establecimiento penitenciario adecuado”.
Consultada por la AFP, la defensa de Lula dijo que no iba a manifestarse “sobre el pedido de la Policía Federal, en primer lugar porque el asunto está bajo sigilo y en segundo lugar porque aún no fue intimada a pronunciarse”.
Hasta ahora, el expresidente sólo ha podido recibir la visita de sus abogados y algunos legisladores, sin que las autoridades judiciales hayan permitido la entrada a altos dirigentes del PT como la expresidenta Dilma Rousseff o al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Al tener una condena firme en segunda instancia Lula sería inelegible, según la llamada ley de “Ficha Limpia”. Sin embargo, el Tribunal Superior Electoral (TSE) es quien debe oficializar esa medida una vez que su inscripción sea realizada.
La defensa del histórico líder de izquierda introdujo el lunes por la noche recursos especiales y extraordinarios ante las cortes superiores del país apelando la condena de Lula en segunda instancia y pidiendo que le sea permitido, si es su voluntad, postularse a las presidenciales de octubre.