El canciller venezolano, Jorge Arreaza, pidió este martes ante la Asamblea General de la ONU que la organización utilice herramientas como la diplomacia preventiva “de buena fe” y no como un “instrumento para interferir en los asuntos internos de los estados miembros”.
EFE
En nombre de los 120 estados que forman el Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), Arreaza llamó a la comunidad internacional en una reunión de alto nivel a “no escatimar esfuerzos” en la prevención de conflictos ni en el sostenimiento de la paz, que deben seguir siendo una “prioridad central” para la ONU.
Arreaza distinguió la prevención de los conflictos como una responsabilidad tanto colectiva como nacional que “podría en ocasiones beneficiarse” del apoyo que las Naciones Unidas “puedan brindar, previa solicitud, y en colaboración con organizaciones regionales y subregionales” u otros actores pertinentes.
No obstante, subrayó que las herramientas para garantizar la paz de que disponen la comunidad internacional y la ONU merecen un uso “de buena fe” que respete las relaciones de amistad y cooperación entre estados, lo opuesto a “interferir en los asuntos internos”.
Además, el canciller venezolano se remitió a la última Conferencia Ministerial del MNOAL, celebrada en Bakú (Azerbaiyán), que concluyó con la necesidad de “mejorar las sinergias entre las actividades de mantenimiento y consolidación de la paz”.
Arreaza manifestó que las Naciones Unidas “deben prestar la debida atención a la manera en que se puedan llevar” sus esfuerzos para mitigar las causas de los conflictos desde la primera etapa de su intervención hasta las situaciones posteriores a su resolución.
Si se mejoran esas sinergias, insistió, una vez ha partido la operación de mantenimiento de la paz, los esfuerzos de la ONU podrán continuar “sin interrupción” hasta “garantizar una transición tranquila” hacia la seguridad duradera y el desarrollo sostenible.
Asimismo, señaló la “relevancia” de la postura del MNOAL por tener entre las causas estructurales de sus conflictos la pobreza, el hambre, las desigualdades -incluidas las de género- o las violaciones a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
EFE