Cuba: “Poder Popular, pura escenografía”, un cuerpo de diputados ignorados y sin poder

Cuba: “Poder Popular, pura escenografía”, un cuerpo de diputados ignorados y sin poder

una sesión parlamentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular celebrada el pasado 19 de abril de 2018.
una sesión parlamentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular celebrada el pasado 19 de abril de 2018.

 

En una antigua casona en la barriada habanera de La Víbora, conviven veinticinco familias entre penurias, broncas habituales de vecinos y una cuota indispensable de solidaridad para tratar de convivir de la mejor manera posible.

Por Iván García en Martí Noticias





Luis, apodado ‘el Güiti’, hijo del prestigioso fotógrafo López Carlón, quien por muchos años trabajó en la revista Bohemia, cuenta que “antes de la revolución, aquí vivían hombres solteros y personas de bajos ingresos. Supuestamente, en los edificios múltiples, las quejas de los inquilinos se gestionan conjuntamente con el delegado del Poder Popular”.

Según Luis, en las últimas cuatro décadas, en la circunscripción Vista Alegre-Víbora, “hemos tenido nueve delgados. Hubo uno que resolvió alguna que otra dieta médica. Otros resolvieron tejas, cemento o colchones a familias que perdieron sus cosas tras el paso de un ciclón. Pero después del Período Especial, el delegado es una figura decorativa. No resuelve nada y ninguna institución del Estado le hace caso. Están pa’celebrar reuniones y prometer gestiones que nunca cumplen”.

Muy cerca de la casona colectiva se encuentra el domicilio de la actual delegada. Madre de tres hijos, vive en precarias condiciones junto a una hermana y su madre, en un apartamento divido en la sala por cartón tabla que le ha permitido tener una habitación adicional.

Llamémosle Nuria. Pertenece a la generación que nunca alzó la voz y su opinión jamás Fidel Castro la tuvo en cuenta. Nuria es hija de la revolución. Forma parte de ese prototipo de Hombre Nuevo que se intentó crear en la sociedad cubana. Jóvenes antimperialistas por vocación -exclusivamente contra Estados Unidos-, leales a prueba de balas a los hermanos Castro. Estudiaron en escuelas en el campo y muchos hicieron carreras universitarias en la antigua URSS.

Adoctrinada hasta la médula, Nuria ingresó en el servicio militar femenino. Luego ha sido delegada durante cinco años. Cuando Martí Noticias le preguntó cuál es el porciento de gestiones resueltas en su mandato, responde:

“Muy bajo. De diez planteamientos de los electores, me siento satisfecha si puedo resolver dos. Es verdad que a los delegados la mayoría de las instituciones estatales nos suelen hacer el caso del perro. Casi nadie nos toma en cuenta. Yo diría que esto funciona por inercia o protocolo, no por eficacia. A las reuniones de rendición de cuentas asisten el veinte por ciento de los vecinos. No confían en nosotros, no creen que podamos gestionar sus problemas. Si se quiere que funcione, el mecanismo habrá que cambiarlo pues ningún delegado de circunscripción tiene poder real”.

El Poder Popular, no fue un calco de las ineficientes o absurdas instituciones soviéticas. Fue una idea de Fidel Castro y Blas Roca, intentando empoderar al ciudadano. “En teoría era una propuesta democrática y buscaba que el delegado fuera un líder de la comunidad con capacidadsuficiente para gestionar o administrar las deficiencias de la circunscripción”, explica Jacinto, ex funcionario del Poder Popular.

Cuando en 1974 el sistema se probó por un año en la provincia de Matanzas, Tania Quintero, entonces reportera de Bohemia, hoy exiliada en Suiza, “parecía que aquel experimento funcionaría bien en el resto de la isla, porque en los distintos municipios matanceros, urbanos o rurales, que como periodistas visitábamos y entrevistábamos tanto a los delegados como a los pobladores, uno constataba que se resolvían los problemas de la localidad”.

Gustavo, quien durante cuatro años fuera delegado en el barrio pobre y mayoritariamente negro de San Leopoldo, Centro Habana, señala que “hacia finales de los años 80 era un relajo. Nadie nos hacía caso. Ocupábamos el cargo por oportunismo, para resolver problemas personales o aumentar nuestro curriculum. El Poder Popular, y sobre todo los delgados de circunscripción, deben desaparece o construir nuevas estructuras si se quiere que cumplan un rol”.

Elegir a mano alzada a un delegado de barrio, era teóricamente, el único escenario democrático en la vida nacional. Varios activistas disidentes intentaron jugar en la cancha del régimen. Desde Roberto Baldoquín en 1987 a Hildebrando Chaviano, que en 2015 estuvo a un paso de ser elegido.

Con vista a las elecciones de delegados de circunscripción de 2017, opositores como Manuel Cuesta Morúa y Julio Aleaga Pesant diseñaron diversas estrategias para insertar a más de cien candidatos. Pero la autocracia verde olivo, apoyado en su brazo ejecutor, la Seguridad del Estado, violó olímpicamente sus propios estatutos y lo impidió.

Si muchos vecinos desconocen quién es el delegado de su circunscripción, el número de desinformados se multiplica cuando usted le pregunta cómo se llaman los diputados municipales, provinciales y nacionales.

Arlen, oficinista, hace un gesto de asombro al preguntarle si conocía quién o quiénes eran los representantes del municipio Diez de Octubre en la Asamblea Provincial de La Habana. “No, men, lo desconozco. Sólo sé que el partido en la capital lo dirige Mercedes López Acea, una mulatona que sale a menudo en la tele”.

Maite, gastronómica, tampoco sabe los nombres de los diputados de su municipio en la Asamblea Provincial. También desconoce que el presidente del gobierno habanero se llama Reynaldo García Zapata, un ingeniero industrial de 48 años que precisamente procede de la Asamblea Municipal de 10 de Octubre. Al único que ella puede nombrar es al presidente de la Asamblea Nacional, Esteban Lazo “porque es negro y lleva tiempo en eso”.

Confiesa que no acaba de entender el mecanismo para elegir los diputados a las Asambleas Municipales, Provinciales y Nacional. “Lo encuentro muy complicado, me parece que es un arroz con mango. Hay gente que ni vive ni trabaja en tu municipio y te representan. Raúl Castro siempre ha vivido en La Habana y lo eligen por Santiago de Cuba. Qué rayos sabe él de los problemas que tienen los santiagueros”, se cuestiona Maite.

Antes de responder, Ernesto, licenciado en ciencias políticas, aclara que solo podría mencionar los nombres de unos pocos dirigentes y ministros, pero no a nadie del Poder Popular, con excepción de Lazo.

Sobre el funcionamiento del llamado ‘poder del pueblo’, afirma que existen deficiencias. “Nadie sabe exactamente quiénes integran esa misteriosa comisión que elige a los candidatos en el municipio, la provincia y a nivel nacional y que también propone al presidente y a los integrantes del Consejo de Estado. Fíjate si el Poder Popular es pura escenografía, que el Consejo de Estado ha dictado diez veces más leyes que la Asamblea Nacional, que se reúne solo dos veces al año y, encima, votan de manera unánime. Ese cuerpo legislativo es un gasto innecesario de dinero. O se reforma o se cierra. No cumple ninguna función dentro de las estructuras del poder, excepto acompañar las decisiones del gobierno”.

Muchos cubanos prefieren escribir cartas a las secciones de quejas o dejar comentarios en artículos y columnas de opinión en la prensa estatal online, a esperar por las inútiles gestiones de los delegados de circunscripción. Aunque tras 60 años de ineficacia gubernamental, la mayoría de la población aprendió a resolver sus problemas sin ayuda de nadie.