Compártelo:
- Click to share on WhatsApp (Opens in new window)
- Click to share on Telegram (Opens in new window)
- Click to share on Facebook (Opens in new window)
- Click to share on Twitter (Opens in new window)
- Click to email a link to a friend (Opens in new window)
- Click to share on Pinterest (Opens in new window)
- Click to share on LinkedIn (Opens in new window)
Cuando los detentadores del poder político terminan con la libertad de prensa, han cerrado el círculo de opresión, ya no queda vigente ninguno de los elementos esenciales de la democracia.
Por Carlos Sánchez Berzaín | Presidente del Interamerican Institute for Democracy
No hay libertad de prensa a medias. La libertad de prensa es la última trinchera de defensa de la libertad y la democracia. En el modelo de las dictaduras de delincuencia organizada, el control y manipulación de la prensa es instrumento central para el sostenimiento del régimen como sucede hoy en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua.
La libertad de prensa es un derecho. El fundamento de la libertad de prensa como derecho está en el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
La UNESCO considera la libertad de prensa como “un elemento central del derecho más amplio a la libertad de expresión”. Existe libertad de prensa cuando “los ciudadanos pueden ejercer el derecho para la edición de medios de comunicación, cuyos contenidos no estén controlados ni censurados por los poderes del Estado”. La libertad de prensa es el derecho de investigar e informar sin ningún tipo de coacciones o amenazas como la censura previa, el acoso, el hostigamiento o cualquier acción destinada a modificar o anular la voluntad.
La libertad de prensa está garantizada por el “respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales”, por la vigencia del “estado de derecho”, por la “ división e independencia de los poderes públicos”, que junto con “la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo” y el “régimen plural de partidos y organizaciones políticas”, son los elementos esenciales de la democracia. La libertad de prensa es inherente a la democracia, necesita de las condiciones de democracia para existir y al mismo tiempo las garantiza.
El siglo XXI en las Américas ha demostrado que el modelo de la alianza entre Castro y Chávez impuso su metodología de violación de los derechos humanos y libertades fundamentales, tomó control de todos los poderes del Estado, hizo desaparecer el estado de derecho suplantando las constituciones políticas, impuso “leyes infames” violatorias de los derechos humanos, institucionalizó el fraude electoral, persiguió, encarceló y exilió a los opositores destrozando el sistema plural de partidos y organizaciones políticas. Cuando los ahora dictadores de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, en el modelo de Cuba, controlaron todos los poderes y suplantaron el estado de derecho, atacaron y terminaron con la prensa libre.
Cuba con los Castro, Venezuela con Chávez y Maduro, Bolivia con Evo Morales, Nicaragua con Daniel Ortega y Ecuador con Rafael Correa, sustituyeron la libertad de prensa por un sistema de control de información, con censura previa, auto censura, represión económica y judicial. Se apropiaron –mediante transferencias bajo presión, confiscaciones, intervenciones y violencia– de medios de comunicación privados para ponerlos a su servicio; han sostenido y creado medios estatales; fundado y financiado medios regionales; manejan la propaganda oficial como mecanismo de extorsión; utilizan presiones impositivas y represalias; extorsionan a empresas respecto a la asignación de su propaganda; inician y sostienen campañas de “asesinato de reputación” contra periodistas y dueños de medios.
Atentados, agresiones, desapariciones y asesinatos han sido presentados como delitos comunes, cuando existen denuncias y fundadas sospechas de que se trata de crímenes específicos para acallar la libertad de prensa. Numerosos periodistas y empresarios de medios están en el exilio, muchos más están desempleados, acosados y enjuiciados. Otros, sometidos al oprobio por necesidad y/o miedo.
En ausencia de democracia y vigencia de dictaduras de delincuencia organizada en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, no se puede seguir tratando el tema de la libertad de prensa en términos relativos. La realidad objetiva no permite sostener que hay un poco de libertad o que queda algo. Los hechos demuestran que no hay libertad de prensa porque simplemente no existen condiciones de democracia.
Compártelo:
- Click to share on WhatsApp (Opens in new window)
- Click to share on Telegram (Opens in new window)
- Click to share on Facebook (Opens in new window)
- Click to share on Twitter (Opens in new window)
- Click to email a link to a friend (Opens in new window)
- Click to share on Pinterest (Opens in new window)
- Click to share on LinkedIn (Opens in new window)