No es sorpresa para nadie lo anunciado la noche de este domingo. Hoy, 20 de mayo, como toda Venezuela lo esperaba, se ha perpetrado un narco-fraude que no reconocemos, ni legitimamos. Así quedó demostrado en todas las calles del país, donde los ciudadanos hablaron con un silencio abrumador.
Nunca antes estuvimos tan claros, dentro y fuera de nuestro territorio, de la naturaleza de este régimen y de hasta dónde serían capaces de llegar para mantenerse en el poder y evitar el juicio masivo de los ciudadanos que hoy empujan su dimisión.
En Venezuela, millones de venezolanos desobedecieron a la dictadura y no salieron de sus casas, denunciaron a los cómplices de la tiranía y ejercieron la rebeldía frente al chantaje y la humillación; en el exterior, miles de conciudadanos exigieron la salida de la tiranía en distintas ciudades del mundo con protestas cívicas.
En definitiva, Venezuela entera desobedeció y ratificó que cuando los ciudadanos se levantan, las tiranías caen, sin importar el desespero con el que intenten bañarse de legitimidad, aún en plena agonía.
Los venezolanos no caímos en la emboscada tendida por la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y el subordinado Consejo Nacional Electoral (CNE), brazo electoral del régimen, para plebiscitar a Maduro, como tampoco sucumbimos al desafío desigual de las fuerzas represivas en las calles. Por el contrario, los venezolanos reiteramos el mandato que dimos en el plebiscito del 16 de julio pasado, así como nuestro apoyo irrestricto al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) legítimo en el exilio, y recordamos el compromiso ineludible que tiene la Asamblea Nacional (AN) de avanzar en la ocupación del cargo tras la suspensión de Maduro.
Sin embargo, hoy no se trata de una lucha electoral, sino existencial; se trata de una lucha inédita por la libertad, la justicia y la propia vida; se trata de superar a un proceso político dictatorial y presionar por la dimisión que nos llevará a conquistar la Venezuela que merecemos, y en esa lucha no descansaremos.
En nombre de los perseguidos, de los valientes jóvenes que se levantan en El Helicoide y otros centros de tortura de la dictadura; en nombre de los millones asesinados o fallecidos por la crisis humanitaria nacional; en nombre de los que tuvieron que huir de nuestra tierra en busca de oportunidades, en nombre de Johan Barazarte, nuestro compañero, a quien la dictadura secuestró este domingo, ratificamos nuestro compromiso por la libertad de nuestro país.
De igual forma, reiteramos nuestro llamado a ejercer este lunes 21 de mayo nuestro derecho a la desobediencia y a gritar “libertad”, a las 12 del mediodía, bandera en mano, donde sea que nos encontremos.
Venezuela desobedeció y nada nos alejará de la dimisión de Nicolás Maduro y su régimen. El fin de esta tragedia depende de nosotros.