El papa Francisco aceptó la renuncia de tres obispos chilenos, entre ellas la de monseñor Juan Barros, en relación al escándalo de pedofilia que sacudió al clero chileno.
AFP
El conjunto del episcopado chileno había presentado su dimisión conjunta el 18 de mayo tras una serie de encuentros con el papa Francisco en el Vaticano, un paso inédito en la historia reciente de la Iglesia católica.
Varios miembros de la jerarquía de la Iglesia católica chilena están acusados de haber ignorado o encubierto los abusos de Karadima en las décadas de 1980 y 1990.
“Errores graves”
Después del fiasco mediático, el papa pidió una investigación. Tras leer en abril 2.300 páginas, que incluían 64 testimonios recogidos en Chile y Estados Unidos, el Sumo Pontífice finalmente reconoció que había cometido “errores graves” en su evaluación y habló de una “falta de información veraz y equilibrada”.
En una carta dirigida a los chilenos en mayo, tras una avalancha de denuncias, Francisco admitió: “Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar y reaccionar a tiempo” frente a los abusos sexuales dentro de la Iglesia.