El papa Francisco pidió este jueves “unidad” cristiana frente a la división, los desacuerdos y las recriminaciones mutuas entre las diferentes iglesias durante siglos, en su primera homilía en el centro ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias (CMI). EFE
“¡Cuán difícil es superar resentimientos y fomentar la fraternidad!. Cuán difícil es dejar atrás siglos de desacuerdos y recriminaciones mutuas!”, dijo Francisco en la primera reflexión de su estancia en Ginebra en la capilla ecuménica del CMI.
Ante 115 miembros del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias, que engloba a 348 Iglesias protestantes, luteranas, anglicanas y ortodoxas de más de 110 países, y ante representantes de ocho regiones del mundo, Francisco dijo que ha sentido el deseo de efectuar esta visita como “peregrino en busca de unidad y paz”.
“A lo largo de la historia, las divisiones entre cristianos han surgido a menudo”, y algunos de los intentos en el pasado de poner fin a las divisiones “fracasaron estrepitosamente”, dijo Francisco ante representantes religiosos de diferentes Iglesias cristianas.
Los católicos romanos creen que el papa es la cabeza de la Iglesia en todo el mundo y que, como “vicario de Cristo”, toma el papel de representante terrenal de éste y actúa en su lugar para dirigir la Iglesia.
Los protestantes y ortodoxos, en cambio, no creen en una estructura jerárquica que culmina en una persona que podría hablar de manera definitiva y proclamar la verdad sin error.
Sin embargo, hay creencias esenciales en las que protestantes de todos los signos y católicos coinciden y en las que se funda el movimiento ecuménico, y que consiste en que hay un sólo Dios, que envió a su único hijo, Jesús, a la tierra para predicar su palabra.
Durante su reflexión, Francisco recalcó que “nuestra falta de unidad es abiertamente contraria a la voluntad de Cristo, pero es también un escándalo para el mundo”.
“Es demasiado fácil que nos paremos delante de nuestras diferencias; demasiado a menudo nos quedamos bloqueados desde el principio por un cierto temor y falta de entusiasmo. Nuestras diferencias no deben servir de excusa”, recalcó Francisco.
En la búsqueda de la unidad, no cabe sin embargo, unirse solo por satisfacer el interés partidista” de cada Iglesia, porque esto no es la intención del apóstol, “sino la de Judas, que caminó junto a Jesús pero por sus propios intereses”.
“Para nosotros, como cristianos, caminar juntos no es una estrategia para reforzar nuestras propias posturas, sino un acto de obediencia ante el Señor y de amor por nuestro mundo”, señaló.
“Pidamos a Dios que nos ayude a caminar juntos de manera todavía más determinados en el sentido del espíritu”, recalcó Francisco.
La reflexión de Jorge Bergoglio se enmarca en la temática de la visita del papa a Ginebra: “Caminar, rezar y trabajar juntos.
“Este es el gran camino que nos han pedido que sigamos”, enfatizó Francisco. “Pidamos al espíritu santo reforzar nuestros pasos”.
Antes de escuchar las palabras del papa, ofrecieron palabras de bienvenida Gennadios de Sassima, representante del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla; la obispo Mary Ann Swenson, de la Iglesia metodista unida de EEUU; y Agnes Abuom, teóloga anglicana de Kenia.
El presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el cardenal Kurt Koch y el secretario general del CMI, el luterano noruego Olav Fykse Tveit, ofrecieron la oración de arrepentimiento.
Y Samuel Nderi Wairimu, de la Iglesia presbiteriana de África oriental; y Thomas Hyeono Kang, de la Iglesia evangélica luterana de Brasil, entre otros, la oración de reconciliación y unidad.
El papa argentino es el tercer pontífice en visitar el CMI, después de Pablo VI en 1969 y Juan Pablo II en 1984.
La Iglesia católica no pertenece como miembro pleno al CMI, pero sí forma parte de muchas de sus comisiones de trabajo.