Rafa y Gustavito se llamaban casi a diario. Las parrilladas en casa de Gorgi eran fabulosas. Gorgi había rotado por todos los cargos más altos del gobierno. Ministro. Vicepresidente. Presidente del CNE. A Gorgi le encantaba hablar con Gustavito. Muchas veces se encontraron con Dieguito Salazar para escanciar caldos millonarios y degustar trufa blanca. Eran prácticamente hermanos. Gorgi sabía de memoria el nombre y ciudad de todas las orquestas filarmónicas en donde había actuado Gustavito: Birmingham, Dresde, Liverpool, Chicago, Stuttgart, San Francisco, Viena. El Lincoln Center se había desparramado en aplausos ante lo magistral de Gustavito.
Gorgi había asistido en varias oportunidades a conciertos de Gustavito, lo hacía de manera furtiva, secreta, privada. Gustavito le garantizaba palcos privados. Rafa también iba. Rafa viajaba todas las semanas al exterior. Esa flota de aviones en donde le daban colita a medio gobierno estaba siempre con los motores encendidos para que Rafa volara. Hasta la presidente Tiby tenía un jet a su disposición para ir a Brasil a sus chequeos médicos.
Los tres amigos se juraron fidelidad eterna, se prometieron amistad perpetua. Uno para todos y todos para uno, decía siempre Rafa. ¡Pero el destino les preparaba una jugada! A Rafa se le metió en la cabeza que él podría ser el nuevo presidente de Venezuela y empezó a usar la chequera para abrirse paso en los laberintos del PSUV. Y lo que es peor, comenzó a hacer amistades militares. Rodríguez Torres se convirtió en su confidente mañanero. Rafa acumuló cierto poder dentro del PSUV. Se veía como un digno sucesor de Chávez y como un rival de peso para Maduro.
Rafa puso a toda su familia y a todos sus amigos en los puestos claves de Pdvsa y sus centenares de empresas subsidiarias. Maduro estaba preocupado y habló con Diosdado este asunto. Se aliaron. Y un pacto satánico de Maduro con Diosdado era simplemente una sentencia contra Rafa. Sabiendo del asunto, Gorgi no hizo nada para impedir que lo defenestraran de Pdvsa.
Gorgi logró que su hermana Delcy entrara en la directiva de la petrolera. Lluego presidenta de la Constituyente. Rafa fue a parar a la ONU, donde no tenía ni poder, ni chequera, no tenía ni oficina. Pero Rafa pensaba que con los avances que había tenido dentro de la estructura del gobierno y del PSUV lograría derrotar a Maduro y a Diosdado en la primera confrontación. Rafa soñaba que iba a ser elegido como candidato presidencial de los rojos rojitos. Se atrevió a pedir primarias. Sueño que se derrumbó cuando, por una parte, Tareck el Aissami proclamó a Maduro como candidato y por la otra lo destituyeron de su cargo de embajador en la ONU.
El panorama se puso negro. Mientras tanto Gustavito giraba por el mundo. Tenía en su haber el Premio de Dirección Gustav Mahler, el Premio Anillo de Beethoven. Chávez lo había condecorado varias veces. Pero Gustavito y Rafa no veían bien lo que estaba pasando en Venezuela. Gustavito y Rafa se convencieron de que Maduro era incapaz y mal presidente. Y Maduro se enteró de las incursiones de Rafa y de las críticas de Gustavito. Mientras tanto, Gorgi acumulaba poder para él y su hermana.
Gorgi tomo la precaución de no invitar más a sus aquelarres ni a Gustavito ni a Rafa. Se fue haciendo el sueco, el musiú. Maduro decidió dar un zarpazo mortal contra Rafa y ordenó la detención, privativa de libertad contra los dos brazos de Rafa. Contra sus escuderos. El derecho que era Del Pino y el izquierdo, que era Martínez.
El pobre Rafa corrió a esconderse en Italia, sabemos que tiene pasaporte italiano y por lo tanto no puede ser extraditado, y lo hizo bien pues la orden era encerrarlo en chirona hasta que finalizara el segundo gobierno de Maduro. Vive cerca del lago Como, en una quinta que parece una sexta. Rafa quiere vivir en Bellagio. Con su mujer,, su suegra, su cuñado, su cuñada, sus hijos, sus sobrinos, dos tías, un par de señoras de servicio, un chofer, el piloto de su avión, dos compadres y tres perros. El pobre Rafa escribe cartas tristes y melancólicas que le publican cada cierto tiempo en Aporrea.
Gustavito ofreció una que otra declaración crítica contra Maduro y fue execrado de los actos oficiales. Más nunca se nombró. Borraron su nombre de la Sala de Conciertos Teresa Carreño. Lo acusaron de traición, de falta de ética, de dejarse engatusar por aprendices. Hasta el clímax: el gobierno venezolano lo expulsó del Sistema y le canceló una gira por 4 ciudades norteamericanas que esperaban verlo al frente de la Orquesta Nacional Juvenil. Eso fue por mayo de 2017 si mal no recuerdo. Desde ese momento nombrar a Dudamel en actos del gobierno es como nombrar la soga en la casa del ahorcado o como tocarle el cacho a un rinoceronte. Así que de los tres grandes amigos, uno está expulsado de los círculos artísticos y culturales del gobierno; al otro lo busca la policía y el tercero anda en su gloria. Parece que no eran tan panas.
Al final, ese es el gobierno que tenemos. Pequeñas y grandes traiciones. Pequeñas y grandes roscas. Pequeños y grandes errores. ¿Preguntaréis por la oposición? Está allí. Esperando….que mejoren las condiciones. Allí morirán de mengua. Bueno, por allí anda Juana Sin Arco, nuestra heroína, nuestra líderesa diciendo que todo está listo, que lo único que falta es que Maduro renuncie….Ay Dios, cuanta locura y necedad junta. No falta nada… sino que Maduro renuncie… si señor, estamos cerquita….