El Gobierno brasileño construirá un nuevo albergue para acoger a los cientos de venezolanos que han huido de la crisis económica, social y política de su país y que actualmente viven hacinados en las calles de Pacaraima, una pequeña ciudad en la frontera con Venezuela.
El centro de acogida tendrá capacidad para 700 personas y recibirá a los inmigrantes más vulnerables que están retenidos en Pacaraima porque carecen de documentación necesaria para ingresar a Brasil o no tienen dinero para proseguir su camino.
“El albergue acogerá provisionalmente a esas personas hasta que puedan seguir a otras ciudades, con lo que le irán abriendo espacio a nuevos refugiados que lleguen”, dijo a Efe un alto oficial de la Operación Acogida, puesta en marcha este año por el Ejército brasileño para atender a los cerca de 700 venezolanos que llegan diariamente a Brasil.
Actualmente, decenas de venezolanos viven en improvisados campamentos en las calles de Pacaraima y son obligados a preparar lo poco que tienen de comida en hogueras de leña a la vista de todo el mundo y a depender de la generosidad ajena para la mayoría de sus necesidades.
Si el flujo de inmigrantes crece y Brasil no recibe apoyo, Pacaraima será escenario de una grave crisis humanitaria porque los venezolanos “tendrán que permanecer en las calles y enfrentar situaciones de miseria, hambre y total exclusión”, alertó el eurodiputado socialista Francisco Assis, que encabezó una misión del Parlamento Europeo que visitó la región esta semana.
“Llevamos varios días intentando reunir los documentos que nos piden y no hemos podido salir de Pacaraima. Tenemos familiares en Boa Vista que pueden ayudarnos a conseguir empleo pero el primer paso es obtener la residencia temporal o el refugio”, dijo a Efe Eglys García, una ama de casa de Puerto Ordaz que viaja con su marido y dice haber perdido unos 20 kilos en los últimos dos años por causa de la escasez de alimentos en Venezuela.
“Estoy aquí hace una semana con mi esposa y mis dos hijos. A mi hijo de 4 años le hicieron una colostomía porque sufre de una grave enfermedad y sobrevive hace 3 años con el intestino abierto porque en Venezuela no hay especialistas para esa operación. Queremos que lo operen en Brasil y tener una oportunidad de mejor vida en este país”, relató Julio Gutiérrez, procedente de Upata y quien está retenido en Pacaraima por la falta de documentación de sus menores.
Pacaraima, una pobre ciudad de escasos 5.000 habitantes pero cuya población supera actualmente las 11.000 personas y el único paso fronterizo entre Venezuela y Brasil, está ubicada a 214 kilómetros de Boa Vista, la capital del estado amazónico de Roraima y que acoge a unos 25.000 refugiados venezolanos, la mitad de los que se encuentran en Brasil actualmente.
Como las oportunidades de empleo son mínimas en Pacaraima, la mayoría de los venezolanos que atraviesa la frontera y recibe el estatus de refugiado o de residente temporal en Brasil (unos 400 por día) prosigue hacia Boa Vista, y cientos de ellos lo hacen caminando durante horas y cargando lo poco que trajeron de Venezuela.
“Este es nuestro mayor cuello de botella. Pacaraima es la única entrada para los venezolanos en Brasil pero pocos pueden quedarse aquí por falta de opciones. Su único destino es Boa Vista, desde donde sólo hay salida por carretera hacia Manaos o por avión a otras ciudades, algo que pocos pueden costear”, explicó a Efe Ruth Asens Molar, asesora de los programas en Brasil de la Oficina del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
La comisaria Camila Leonetti Costa, jefe de la Policía Federal en Paracaima, garantizó a Efe que la enorme estructura montada este año por el Gobierno brasileño para atender a los venezolanos que llegan a la frontera puede responder en el mismo día las solicitudes de refugio o residencia temporal de los ocupantes de los dos o tres autobuses que llegan cada mañana a esta ciudad.
“Tenemos capacidad para atender a 800 personas por día pero algunos no cumplen todas las exigencias. El principal problema son los documentos de los niños porque muchos no tienen cédula, los pasaportes son escasos en Venezuela y los certificados de nacimiento son ilegibles”, explicó.
“Por eso, en el 94 % de los casos con menores, los venezolanos piden el refugio y no la residencia temporal porque es la única forma de ingresar a Brasil sin presentar toda la documentación”, agregó.
La comisaria afirmó que el perfil de los refugiados ha cambiado debido a que hasta el año pasado en su mayoría eran hombres adultos en edad productiva que ingresaban a Brasil en busca de trabajo pero ahora regresaron a Venezuela a buscar a sus familias y por eso el significativo aumento del número de mujeres y niños. EFE