Iniesta, un símbolo para la eternidad

Iniesta, un símbolo para la eternidad

Andrés Iniesta. EFE/EPA/PETER POWELL

 

 

 

“Es mi último partido con la selección. A nivel individual se acaba una etapa maravillosa. A veces los finales no son como uno sueña, pero las circunstancias lo marcan así”, anunció Andrés Iniesta, un símbolo para la eternidad de la selección y un líder que deslumbró al mundo con la ‘Roja’.

EFE

Aunque su futuro esté ya en la Liga japonesa, aunque pasen los años, los Mundiales, las Eurocopas, aunque ya no vuelva a vestir más la camiseta de España, con la que ha disputado 131 partidos, su legado es imborrable en cada uno de sus encuentros, en cada uno de sus momentos, en cada uno de sus goles, catorce en total.

Uno por encima de todos que permanece y permanecerá siempre en el tiempo y que llenó de alegría un país entero. Es el gol por encima de cualquiera en la historia del equipo nacional, el tanto que conquistó el mundo, que provocó una apoteosis jamás vivida en la selección y que supuso el triunfo global de una idea y un estilo.

El 11 de julio de 2010 en el Soccer City de Johannesburgo ante Holanda, en la final de un Mundial, la primera y única hasta la fecha para la ‘Roja’, en la prórroga, en el minuto 116, a cuatro sólo de la tanda de penaltis, Iniesta batió a Mark Stekelenburg para dirigir a España a las cotas más altas jamás vistas de su historia.

Él fue esencial en cada uno de los éxitos en el imponente ciclo que atravesó la selección española de 2008 a 2012, campeón de todo, del Mundial y de dos Eurocopas, la de 2012 con él como el mejor futbolista. “En muchos sentidos, Iniesta simboliza el torneo. Es un jugador creativo, incisivo con y sin el balón”, destacó entonces Andy Roxburgh, director técnico de la UEFA.

Pero Iniesta ha sido mucho más que ese gol y que esos títulos para la selección. Ha sido un emblema, un icono, un futbolista sensacional y un ejemplo de conducta, aplaudido en cada campo al que ha ido con la camiseta de la ‘Roja’, con la que ha sentido el cariño en cada minuto y en cada estadio, más allá del recuerdo de ese gol.

Desde su debut el 27 de mayo de 2006 a las órdenes de Luis Aragonés frente a Rusia en su tierra, en el Carlos Belmonte de Albacete, cuando entró al campo en el descanso, según las estadísticas oficiales de la selección de fútbol, hasta este domingo, también frente a Rusia en el estadio Luzhniki de Moscú.

Una despedida triste por la eliminación en los penaltis. “Me deja un sabor malo y duro. Como a todos. No cambia nada, es un momento difícil que hemos vivido en otras ocasiones. No hemos sido capaces de dar el salto”, añadió hoy Iniesta, el cuarto por números de partidos con la selección en toda la historia después de Iker Casillas (167), Sergio Ramos (153) y Xavi Hernández (133).

Cuatro, los cuatro últimos, el de este domingo relegado al banquillo de inicio por Fernando Hierro, han sido en el Mundial de Rusia 2018, el tercero y el último para él con la selección española, con la que también ha disputado tres Eurocopas. “Es nuestro jugador estrella, uno de los comandantes de esta selección”, resumió Dani Carvajal de Iniesta, un símbolo para la eternidad.

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