El caso del equipo de fútbol infantil tailandés que ha quedado atrapado en un complejo subterráneo ha dado la vuelta al mundo entero, mientras los rescatistas trabajan contrarreloj para lograr la evacuación antes de que las lluvias traídas por el Monzón inunden la cueva. Así lo reseña infobae.com
¿Quiénes son, cómo llegaron hasta allí y qué se está haciendo exactamente para evacuarlos? A continuación, los claves para comprender las dificultades enfrentadas.
1- Quiénes son
Se trata de 12 niños de entre 11 y 16 años que forman parte de la Academia de fútbol infantil tailandesa Mu Pa (jabalíes salvajes), del distrito Mae Sai al norte de Tailandia. Están acompañados por su instructor, un hombre de 25 años.
2-Qué ocurrió
El 23 de junio el grupo entero se trasladó en bicicleta hacia el complejo de cuevas Tham Luang, debajo de la montaña Doi Nang Non, luego de una práctica de fútbol.
El complejo es un popular destino turístico, pero aunque un cartel advierte que no se debe entrar en la temporada de lluvias, los niños y su entrenador decidieron explorarlo de todas formas y quedaron atrapados a unos dos kilómetros de la entrada, y un kilómetro de profundidad, por la subida del agua.
La madre de uno de los jóvenes reportó su desaparición y las autoridades encontraron las bicicletas en la superficie, tras lo cual se inició un operativo para encontrarlos.
Un equipo británico de tres buzos, que nadó entre los oscuros y estrechos canales subterráneos inundados, finalmente los encontró el 2 de julio, en buen estado de salud a pesar de haber estado días sin comer y apiñados sobre una roca. Rápidamente fueron provistos de alimentos y otros artículos necesarios mientras se preparaba el rescate.
3-Cómo planean evacuarlos
La opción más directa y rápida es llevar a los niños por el mismo camino que utilizaron los buzos, pero para eso deberán calzarse el equipo pertinente y aprender a bucear en tiempo récord.
Para muchos, esto es extremadamente peligroso debido a la dificultad del proceso y el estrés psicológico al que los niños ya están siendo sometidos.
“Bucear no es fácil. Para la gente que nunca lo hizo, será difícil y distinto a hacerlo en una piscina, ya que la cueva está llena de pequeños canales. Si algo ocurre en el camino podría haber peligro de muerte”, indicó l ministro del Interior tailandés Anupong Paojinda. al periódico Khaosod.
Los expertos calculan que los niños deberán ser llevados de a uno por vez y acompañados de al menos dos buzos profesionales en todo el camino para asegurarse de que no entren en pánico.
La segunda opción, que ya está en marcha, consiste en bombear el agua fuera de la cueva y, al mismo tiempo, perforar distintos sectores para ayudar al drenaje.
Cuando esto ocurra, el grupo podría en teoría volver a salir cruzando el mismo camino que hicieron en un principio.
Pero las operaciones de perforación están limitadas ya que la fragilidad de la cueva no está debidamente calculada y podría generarse un derrumbe.
Finalmente la tercera opción es simplemente esperar a que termine la intensa temporada de lluvias, tras lo cual el agua bajará naturalmente y los niños y su entrenador podrán ser evacuados.
Aunque en cierta medida es el método más seguro, podrían tardar meses en los que deberán vivir en la oscura cueva abastecidos de comida, medicamentos y otros artículos esenciales provistos por los buzos.
4-Cuáles son los peligros
La temporada de lluvias traída por el Monzón recién está comenzando, y es imposible asegurar que el lugar donde se encuentran atrapados no reciba más agua y resulte inundado.
Además, los desprendimientos de roca son recurrentes y hay riesgo de hipotermia si no logran mantenerse secos.
Finalmente, los jóvenes deben mantenerse atentos y tratar de no desesperarse.
Para ello, han sido provistos de luz artificial y se esperaba que pronto pudieran utilizar sus teléfonos celulares para comunicarse con el exterior, y un equipo de buzos se turna para quedarse con ellos y hacerles compañía.