Los obispos católicos de Nicaragua pusieron en duda la voluntad de diálogo del presidente Daniel Ortega, cuya renuncia es reclamada en medio de una larga y cruenta crisis que ya suma más de 270 muertos.
AFP
Policías y paramilitares asediaron entre viernes y sábado a unos 200 estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), en un violento asalto que dejó dos jóvenes muertos y 14 heridos.
Tras unas 20 horas de terror, una gestión de la Iglesia católica permitió a los jóvenes salir del templo Divina Misericordia, donde se refugiaron al ser tiroteados en la UNAN, en el suroeste de Managua.
“Nos estaban tirando a matar. Fue durísimo, ellos con armas de alto calibre nosotros solo con morteros”, contó un joven en la céntrica catedral de Managua, donde fueron llevados en buses escoltados por ambulancias y por la comitiva eclesiástica mediadora.
En el camino a la catedral, cientos de personas en la ruta agitaron banderas de Nicaragua y los ovacionaron: “Justicia”, “Vivan los estudiantes”. Los jóvenes respondían con el puño en alto.
La UNAN, donde los muchachos estuvieron casi tres meses en barricadas, era el último bastión de resistencia de los estudiantes, punta de lanza de la sociedad civil que exige la renuncia de Ortega, a quien acusan de una brutal represión y de instaurar una dictadura.
– Diálogo en la picota –
“Hemos sido testigos de la falta de voluntad política del gobierno para dialogar sinceramente y buscar procesos reales que nos encaminen hacia una verdadera democracia, negándose reiteradamente a abordar (…) la agenda de democratización”, dijeron los obispos católicos en un comunicado.
Los religiosos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua son mediadores y testigos en el diálogo entre el gobierno y la opositora Alianza Cívica, en busca de una salida a la crisis que vive el país con una ola de protestas en demanda de salida del poder de Ortega.
Los obispos plantearon en la mesa de diálogo adelantar las elecciones de 2021 a 2019, para acelerar la salida de Ortega, pero el mandatario rechazó esa posibilidad.
Por el contrario, ha intensificado la represión a los manifestantes, con violentos ataques en distintos puntos del país.
Aún así, el nuncio apostólico, Stanislaw Waldemar Sommertag, reiteró el “pleno apoyo” del papa Francisco al diálogo: “Hay que tenerlo con vida”.
El ataque a la UNAN ocurrió durante un paro opositor, segunda jornada de tres días de presión contra Ortega convocados por la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, integrada por grupos de la sociedad civil.
– Días de protesta –
Durante el paro, también hubo un enfrentamiento en el barrio Monimbó, en la sureña ciudad de Masaya, donde murieron un policía y un civil. Las fuerzas del gobierno usaron “armas de alto calibre”, según grupos de derechos humanos locales.
En la primera jornada, el jueves, miles marcharon en Managua y en otras ciudades, con saldo de cuatro policías y un civil muertos en el sureste del país. La policía detuvo a un dirigente campesino opositor al acusarlo del “ataque”.
Mientras que el sábado, en la tercer día, una larga caravana de vehículos de opositores recorrió calles de Managua, ondeando banderas, para pedir la salida de Ortega y el fin de la violencia.
Pero la situación no cesa. La dirigente campesina Francisca Ramírez aseguró que fuerzas del gobierno atacaron a campesinos que bloqueaban una carretera en un municipio del centro del país, causando varios heridos, sin que se descarten muertos.
España se unió este domingo al grupo de países que han llamado al diálogo y al cese inmediato de la violencia en Nicaragua. Funcionarios de Estados Unidos, Brasil y Chile ya habían hecho la misma petición, al igual que el secretario general de la OEA, Luis Almagro. AFP