En unas neveras y envueltos en bolsas negras, en Medicina Legal de Villavicencio, todavía permanecen desde hace más de un mes los restos de tres ciudadanos venezolanos a la espera de que algún familiar venga a reclamarlos, publica El Tiempo de Colombia.
Y si nadie retira pronto esos cuerpos, en los próximos días terminarán en una fosa de un cementerio de la capital del Meta. Será un sepelio anónimo, en el que no habrá llantos, ni flores ni responsos. Probablemente un sacerdote en algún momento diga alguna oración y encomiende esas almas a Dios, pero tampoco es seguro.
Esta situación, que no es exclusiva de Villavo, es solo un reflejo más de la crisis venezolana, que termina afectando a Colombia, pero también deja al descubierto un punto que, hasta ahora, más bien ha pasado desapercibido: los muertos venezolanos que nadie reclama.
Según un reporte de Medicina Legal, el año pasado murieron en el país de manera violenta 173 venezolanos, y en lo corrido de este ya van 195. De lejos, fueron los extranjeros que más murieron en circunstancias violentas en el territorio nacional.
La situación económica en el país vecino ha obligado a que se dé una migración sin precedentes hacia Colombia en busca de algo de fortuna o de subsistencia, pero también ha hecho que cuando uno de ellos muere, los altos costos del traslado y el funeral los obliguen, en algunos casos, a dejarlos en territorio nacional.
Y si bien no hay una cifra consolidada, las zonas más afectadas con esta situación, por elementales razones, están en la frontera.
Solo en Arauca, según el reporte de Medicina Legal, un total de 23 venezolanos han muerto este año. Y algunos de esos cuerpos no los ha reclamado nadie.
En Saravena, Arauca, según el secretario de Gobierno, Hugo Fredy Méndez, a finales del año pasado la Alcaldía pagó el sepelio de cuatro venezolanos.
Este año van seis muertos de esa nacionalidad. Dos de ellos debieron ser sepultados en el cementerio local y respecto de los otros cuatro, hubo que ayudar para su traslado al estado Apure. “Cada caso nos cuesta 1,2 millones de pesos”, dijo.
Para buscar parientes de los muertos, incluso han acudido a medios de comunicación venezolanos.
Por su parte, Carlos Molina, alcalde de Maicao, La Guajira, contó que solo el mes pasado tuvo que pagar el sepelio de cuatro venezolanos. El mismo número tuvo que enterrar en mayo.
“Esto es algo recurrente en nuestro municipio, donde hay unos 30.000 venezolanos”, dijo Molina.
Agregó que el problema radica en que no tienen una disponibilidad para pagar los funerales, pues es algo que no está presupuestado. Contó que incluso el mes pasado una tutela le ordenó sepultar a un venezolano que llevaba varios días en la morgue local.
Sobre el tema fiscal también se refirió el secretario de gobierno de Arauca, Carlos Pinilla, quien dijo que en el presupuesto municipal del próximo año se pretende incluir una partida para atender estos casos ante el aumento que se ha reportado.
En Cúcuta, Eusebio González, coordinador del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias, afirmó que en ese municipio existe un canal humanitario que habilita una comunicación directa con el estado Táchira, lo que permite retornar los muertos a Venezuela, sin costo.
Mientras tanto, el traslado de un cadáver desde Villavo hasta Arauca puede costar un millón de pesos, cifra que para un venezolano equivale a unos 1.000 millones de bolívares. Es algo impagable para alguien cuyo salario mínimo no llega a los 20.000 pesos.
La salud, tema que duele
El acceso de los venezolanos a la salud se ha convertido en un lío para los departamentos fronterizos, que ya de por sí tienen dificultades para la atención de los colombianos.
La escasez de medicamentos y de atención médica obliga a diario a cientos de venezolanos a pasar la frontera en busca de atención.
Según el Ministerio de Salud, para atenderlos se han invertido $ 43.000 millones entre marzo de 2017 y mayo de 2018. Eso es lo reportado por hospitales, pero puede ser infinitamente más. Según el Ministerio de Hacienda, los departamentos de la frontera recibieron $ 10.000 millones el último trimestre de 2017. Y en este momento están tramitando 40.000 para 2018.
El ‘ángel’ de los muertos venezolanos
El nombre de Sonia Bermúdez es muy reconocido en el Distrito de Riohacha por el amor que les profesa a los muertos, en especial los no identificados, que tienen su propio cementerio: Gente Como Uno, en las afueras de esa ciudad. Allí, ella misma construye la bóveda y los entierra.
Por ese proceso no tiene ningún reparo. Solo este año se convirtió en el ‘ángel’ de 17 venezolanos que han muerto en diferentes circunstancias.
Ella afirma que hace menos de un mes enterró cinco. Cuatro de ellos se encontraban en la morgue de Maicao, sin ser reclamados.
Sonia dice que sus cuerpos permanecieron guardados en la nevera de la morgue sin que fueran reclamados: “Medicina Legal le hizo el favor al municipio de guardarlos por dos días, y duraron cuatro meses”.
Para hacer su trabajo, el hospital o la alcaldía de Maicao le colaboran para el combustible a fin de que pueda recoger los cuerpos en una camioneta que tiene la fundación.
Esta mujer lleva 48 años preparando y sepultando muertos. No pide plata, sino apoyo con materiales.
Son más de mil los cuerpos enterrados en el cementerio Gente Como Uno, desde la bonanza marimbera, y ahora el turno es para los venezolanos.
POLÍTICA y RIOHACHA