Así como su relación, el día del casamiento de Carlos y Camila, estuvo lleno de inconvenientes, reseña Soy Carmín.
El príncipe Carlos y Camila Parker Bowles se casaron hace 13 años, el 9 de abril de 2005 en una ceremonia civil en Windsor Guildhall.
Aunque las fotos del evento muestran a un público feliz, en realidad fue un evento bastante polémico para muchos. Su controvertida relación comenzó en 1992, mientras el príncipe Carlos todavía estaba casado con la princesa Diana.
Fue en ese entonces que Familia Real se vio envuelta en un escándalo cuando medios británicos lanzaron unas cintas privadas de una llamada telefónica entre el Príncipe de Gales y Camila, donde ambos compartían explícitos mensajes sexuales, siendo en ese momento cuando se confirmaría que Carlos engañaba a Lady Di con quien fuera su novia de Universidad.
Al verse involucrada en un escándalo que manchaba la imagen de la Familia Real, la Reina Isabel desaprobó la relación de su hijo e incluso algunos autores británicos han asegurado en sus biografías que la monarca se negaba a coincidir en el mismo lugar que Camila.
Sin embargo, tras la muerte de la Princesa Diana, los miembros de la realeza comenzaron a aceptar el hecho de que Carlos y Camila estaban juntos y que muy probablemente la ahora Duquesa llegaría a ser Reina.
La poca popularidad que Camila tenía entre el pueblo británico fue un factor para que su unión oficial con el Príncipe y fue hasta 2005 que con la aprobación de la Reina, la pareja contrajo matrimonio en una ceremonia civil y màs tarde en una ceremonia religiosa donde el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, les dio su bendición. La pareja no pudo tener una boda tradicional pues la iglesia no permitía los segundos matrimonios por divorcio.
A pesar de que el recuerdo de Diana seguía vigente, el pueblo de Inglaterra terminó por aceptar la relación de Carlos y Camila, así como su relación. El día de su boda una multitud se reunió afuera del Windsor Guildhal para celebrar la unión. A la ceremonia solo acudieron 28 personas.
Ese día, que debió ser el más feliz en la vida de Camila pues por fin sería reconocida como esposa legítima del Príncipe Carlos, estuvo lleno de emociones y algunos contratiempos.
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