Las “grandes discrepancias” entre el gobierno español de Pedro Sánchez y los independentistas catalanes salieron a relucir este miércoles al iniciar por primera vez en siete años negociaciones entre ambos ejecutivos, con posiciones opuestas sobre la autodeterminación de esta región.
AFP
Durante casi cuatro horas, delegaciones de ambos ejecutivos se reunieron en la sede del gobierno regional en Barcelona en el marco de un foro de negociación bilateral que no se celebraba desde 2011 pero que terminó sin apenas acuerdos.
“Se han producido algunas discrepancias importantes, pero poder hablar con normalidad de que tenemos grandes discrepancias también es importante”, señaló la ministra de Política Territorial Meritxell Batet, que encabezaba la comitiva estatal.
Las relaciones entre el gobierno central y las autoridades catalanas quedaron dinamitadas en octubre, cuando los separatistas impulsaron un referéndum ilegal de autodeterminación y proclamaron infructuosamente una república independiente del Reino de España.
El tablero cambió en junio cuando los independentistas respaldaron una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy e impulsaron junto a otros grupos al socialista Pedro Sánchez al poder, que prometió un acercamiento a esta región nororiental.
Así, el pasado 10 de julio recibió al presidente independentista catalán Quim Torra en su residencia oficial en Madrid y acordó la reactivación de esta Comisión Bilateral para normalizar las relaciones entre ambas instituciones.
“Tenemos conceptos de normalidad muy distintos”, afirmó el líder de la delegación catalana, el ministro regional de Asuntos Exteriores Ernest Maragall, reprochando a Sánchez no haber presentado ningún proyecto para resolver el conflicto.
Los independentistas se encontraron con la negativa de Madrid a un referéndum de autodeterminación porque el “marco constitucional no lo permite”. Tampoco hubo acercamientos sobre la liberación de los líderes separatistas presos por su papel en el intento de secesión de 2017 dado que es una cuestión del poder judicial y “escapa de las competencias del ejecutivo”, señaló Batet.
De hecho, el único acuerdo firme que salió del encuentro fue la elaboración de un calendario de negociación entre septiembre y diciembre.
Del transcurso de estas negociaciones puede depender la continuidad del frágil gobierno de Sánchez, a quien los independentistas reclaman algo más que palabras si quiere mantener su apoyo.
Sánchez “tiene deberes pendientes”, señaló el sábado desde Bélgica el expresidente catalán Carles Puigdemont, que mantiene una gran influencia sobre el movimiento independentista y sobre su sucesor Quim Torra.
“Esperamos que, a la vuelta de las vacaciones, haya aprovechado el tiempo, porque el período de gracia se acaba”, añadió.