Lealtad, esa fue la obsesión de Hugo Chávez y con más razón lo es de Nicolás Maduro. Lealtad sin cuestionamientos por parte fundamentalmente de los militares, auténtica columna vertebral del régimen. Pero esa lealtad no ha sido gratis, tiene un precio cada vez más difícil de pagar porque cada vez queda menos que repartir. Así lo reseña alnavio.com
Por Pedro Benítez
Pese a sus esfuerzos, Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación de Nicolás Maduro, no ha conseguido que los medios venezolanos quiten las comillas sobre el “atentado” del pasado 4 de agosto. La línea oficial de acusar y condenar sin proceso ni investigación creíble a diputados opositores sólo ha conseguido enturbiar su propia versión.
Señalar como autor intelectual a un presidente extranjero -Juan Manuel Santos- en vísperas de entregar su cargo tampoco le ha dado verosimilitud al suceso.
En realidad, los opositores sometidos a persecución y cárcel no son los que le quitan el sueño a Maduro, porque sabe que allí no está la amenaza a su estabilidad. También sabe que su peor enemigo no está en la Casa de Nariño como ha querido hacer ver. Lo que más teme lo tiene mucho más cerca.
Sobre esto el propio Maduro habría dado una pista hace pocas horas en una reunión con el Alto Mando militar donde ofreció un nuevo incremento de sueldo y primas para los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) efectivo a partir del 1 de octubre.
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