Esa es mi contraoferta a sus medidas, y me atrevería a asegurar que es el clamor de millones de venezolanos que están angustiados, desde el pasado viernes cuando anunció un paquete económico que, antes de nacer, se proyecta a cortísimo plazo como la guinda de nuestra gran tragedia nacional. Como dicen en mi tierra, la gente está de pelos paraos, cada vez se le hace más cuesta arriba comprar alimentos, por no entrar en detalle de los productos de aseo personal, educación, salud y servicios. Y para colmo de males, desde hoy lunes amanecimos más pobres de lo que ya éramos, con la manoseada reconversión monetaria que le quitó 5 ceros al bolívar moribundo. Por supuesto, los montos estipulados en esta contraoferta deben ser revisados mensualmente.
Pero no se ofenda en su socialismo, Presidente. Mi contraoferta es respetuosa y no se sustenta ni en política ni mucho menos en ideologías. Se trata de algo más elemental: de supervivencia y justicia. La economía nacional está dolarizada. Hasta lo más mínimo se rige por el movimiento del dólar paralelo. ¿Y entonces, por qué no arrima una pa’l mingo y nos garantiza alguito de bienestar entre tanta calamidad?
Presidente, le explico por partes para que nos entendamos. Cuando usted lleva a 6.000.000 de bolívares (60 soberanos) el precio oficial del dólar, técnicamente reconoce que es el dólar paralelo el que rige la economía venezolana. En mayo pasado fijó en 527.000 bolívares por dólar el cambio oficial para las remesas en las casas de cambio, y ahora, en apenas 3 meses, dio un salto de 5.473.000 bolívares, lo que equivale a una devaluación intrínseca de casi 1.000%.
Sin embargo, usted mejor que yo sabe que el mercado paralelo se mantiene y allí el valor del billete verde sigue en franco ascenso, lo que equivaldrá al remarcaje continuo de los precios. Ese mismo viernes cerró en 7.300.000 bolívares y falta ver cómo será su desenvolvimiento en los próximos días. De entrada, su medida arrancó devaluada. Pero si a eso le sumamos un aumento salarial de 175.000.000 de bolívares para ubicarlo en 180.000.000, no habrá poder humano que pueda controlar el incremento en los productos y servicios. Es ley de la economía: los precios finales que paga el consumidor son el resultado de la sumatoria de los costos de la cadena de producción. Allí radica la importancia de mantener una economía sana, productiva y sin distorsiones, todo lo contrario a lo que pasa en Venezuela, donde el gobierno es dueño de 523 empresas, cuyas 70 principales están en números rojos, según sus propias palabras.
Es por ello que le insisto: páguele a los venezolanos el sueldo mínimo en su equivalente al dólar oficial, es decir, 30 dólares, para que el esfuerzo del trabajo de un mes mantenga su valor. Las mismas razones aplican para los bonos. Si de verdad quiere proteger a los trabajadores y a los venezolanos en general, páguele los subsidios en dólares. Comience con los 60.000.000 de bolívares (600 soberanos) que anunció de bono de reconversión monetaria. Son 10 dólares calculados a 6.000.000.
Presidente, pasemos al tema de la gasolina. Si usted quiere llevarla a precios internacionales, entonces páguele a los venezolanos el subsidio anunciado en dólares, no su equivalente en bolívares. Por ejemplo, calculando a un dólar el precio por litro, hablaríamos en promedio de 40 dólares un tanque completo. Defina cuánto será el subsidio pero páguelo en dólares para que no se vuelva sal y agua.
Incluso, vayamos más allá. Garantícele de verdad la comida a la gente. Sea garante de que les llegue. Tenga la voluntad suficiente, en pro de ese pueblo que dice amar, y acabe con los Clap. Subsidie directamente a cada familia venezolana, aportándole los dólares que en realidad cuestan los productos. Ni más ni menos. Este aporte directo le ahorraría a la nación millones de dólares en elaboración de cajas, pago de fletes, de almacenamiento en puertos y comisiones, además que llegaría a muchas más personas. Usted deposita los dólares y cada quien compra lo que necesita en el mercado. Un estudio presentado por la Asamblea Nacional da cuenta que entre enero y junio de 2017 llegaron al país 7 millones de cajas. Las procedentes de México tenían 34 productos cada una. Comprados allá sumaban 12,44 dólares y puestas en Venezuela, 22,22 dólares. Sin embargo, el gobierno las pagó en 42, es decir, el doble.
Presidente, haciendo la sumatoria hablamos de 100 dólares al mes. La vía para el depósito puede ser su controversial carnet de la patria. Eso sí sería darle un buen uso, porque se traduciría en mejorar las paupérrimas condiciones de vida de los venezolanos. Salga a caminar las calles de cualquiera de nuestras ciudades y se dará cuenta del grado de deterioro de nuestra gente. Lamentablemente, Presidente, no es un mal chiste, es una realidad que nos ha explotado en la cara.
Gladys Socorro
Periodista
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