El Ministerio de Exteriores de Irán convocó al embajador iraquí en Teherán para expresarle su protesta por el incendio el viernes del consulado iraní en la ciudad de Basora y pedir una investigación. EFE
Según un comunicado, Exteriores mostró su descontento por las medidas adoptadas por la policía de Basora, que se retiró de la zona, y consideró que el Gobierno iraquí no cumplió sus funciones de proteger la sede diplomática.
El portavoz de Exteriores, Bahram Qasemí, pidió a Irak que se investigue el caso y se arreste y castigue “severamente” a los implicados en el ataque, perpetrado durante las protestas populares que sacuden Basora desde hace días.
Qasemí, que denunció “la negligencia” de las autoridades, advirtió de que hay “elementos ocultos que buscan dañar las relaciones entre los dos países”.
El ataque provocó importantes destrozos materiales en la propiedad pero no afectó a ninguno de los empleados de la misión, según el portavoz.
La comisión de seguridad y política internacional del Parlamento iraní va a celebrar una sesión sobre este incidente, y pidió también hoy que se arreste a los responsables “lo antes posible”.
Centenares de manifestantes irrumpieron ayer en el consulado, tras romper la puerta principal, y le prendieron fuego durante protestas contra la intoxicación del agua.
Las fuerzas de seguridad iraquíes se retiraron de los alrededores del consulado antes de que los manifestantes llegaran con el fin de evitar enfrentamientos.
La crisis medioambiental que sufre Basora se debe al aumento del nivel de salinidad en el río Shatt al Arab por la sequía que afecta al país y que ha mermado el caudal de los ríos procedentes de Irán y Turquía.
Irán es una potencia muy influyente en Irak y, sobre todo, en el sur de país, que es mayoritariamente chií, la misma rama del islam que profesa la nación persa.