El gobierno actual sostiene, sin base, que se están manifestando los primeros signos de la “estabilidad, crecimiento y prosperidad” que planteaba el paquete de medidas anunciadas por Nicolás Maduro, sin embargo, recorriendo y hablando con los vecinos de Tocuyito y de Independencia noto con mayor insistencia como el hambre se está apoderando de los hogares y las familias, incluso, de la anterior clase media. En la zona rural veo cuadros sumamente preocupantes de gente que está comiendo, tres veces al día, solo yuca sancochada. La “caja del CLAP” pasó recientemente a ser “bolsa del CLAP”, con menos productos y más costo, sin mencionar que no llega con la frecuencia deseable.
Estas circunstancias deberían tener preocupado, y ocupado, al gobierno municipal. Me parece inaudito que el gobernador Lacava y el presidente Maduro no le pongan atención a la crisis humanitaria que vive la gente de Tocuyito, pero aún más aleccionador es que el alcalde Juan Perozo y sus concejales, quienes en teoría deberían visitar todos los días nuestra ciudad o, mejor, vivir aquí, no muestren mayor intranquilidad por la delgadez de los vecinos, por los rostros tristes de los niños que asistirán a clases ya sin ánimo, sin fuerzas y sin alegría por falta de proteínas.
No me detendré en señalar el rostro inhumano de estas autoridades que parecen de piedra ante las necesidades de la gente, más bien quiero dirigirme a la opinión pública local para plantearles algunas alternativas que creo pertinentes a fin de responder al dilema del hambre que día a día cobra más víctimas. Los tiempos de crisis nos tienen que volver creativos, buscar opciones, ideas, que nos saquen del marasmo.
Una y otra vez escuchamos de boca del “Presidente Obrero”, “Conductor de Victorias” y “Comandante en Jefe” la necesidad de estimular la “agricultura urbana y periurbana” pero nada de eso se concreta en la realidad, puro gamelote. Pese a ello, en otras naciones, existen programas de asistencia pública permanente a pequeñas unidades de producción agrícolas localizados en áreas urbanas que son, muchos de ellos, familias en posesión de terrenos o espacios domésticos susceptibles a desarrollar la crianza de animales o el cultivo de algún rubro destinado a la alimentación bien sea para fines de subsistencia o de intercambio comercial marginal (de hecho, la agricultura urbana es practicada por 800 millones de personas en todo el mundo según las FAO). Sin el cuento bobalicón de que tienen que ser forzosamente cooperativas o comunas, “socialistas y antiimperialistas”, nada de eso, solo son personas con alguna destreza en particular en la crianza o el cultivo y, además, poseen algún espacio útil para ello.
Hoy en día, con la crisis económica aguda que tenemos y viendo el hambre que literalmente se está comiendo a la población de Tocuyito, se hace urgente la discusión en el seno del Concejo Municipal de Libertador de un acuerdo de declaratoria de emergencia alimentaria y, una vez aprobada, se faculte a la Alcaldía de Libertador a realizar las modificaciones y previsiones presupuestarias para destinar fondos públicos a la construcción de mini huertos y mini corrales, prediseñados, en las viviendas de los vecinos de las parroquias Tocuyito e Independencia con cualidades para ello, entregando gratuitamente la disposición de alimento animal, por lo menos suficiente para los primeros meses, y, también, imprescindiblemente, proveer asistencia y vigilancia técnico – sanitaria.
Estos mini huertos y mini corrales, con las especificaciones técnicas necesarias, pueden ocupar áreas pequeñas, de apenas 6 metros cuadrados, sin generar impacto relevante al ambiente. Podríamos evitar con cultivos de ciclo corto y gallinas (de engorde y ponedoras) que en los meses más inflacionarios del año, es decir, noviembre y diciembre, veamos gente morir de hambre en la calle. Esa infraestructura, aunque simple, es imposible costearla para las familias con salarios pulverizados como los actuales, solo un gobierno municipal responsable, audaz, competente y serio podría hacerlo.
Es una lástima que tengamos un alcalde twittero y unos concejales metidos en su casa, desconocidos ante la opinión pública, pensando en pajaritos preñados y convidando a bailoterapias en el casco de Tocuyito en medio de la crisis humanitaria que a diario constatamos en los ojos de los hombres, mujeres y niños condenados por la revolución a ser pedigüeños. Pero, si estas líneas sirven de algo, que sirvan para darle una “dosis de realidad” a quienes circunstancialmente gobiernan Libertador diciéndoles como Juan Pablo II: “¡Despierta!, ¡reacciona!, es el momento”.
Julio Castellanos / jcclozada@gmail.com / @rockypolitica