Cada día en el mundo del maquillaje podemos apreciar más y más tendencias que a simple vista nos enamoran. Los perfectos acabados, el efecto Photoshop, el amado aspecto porcelana y un sinfín de “soluciones” que nos venden los gurús de belleza que más triunfan en Instagram.
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Lo más “Boom” en su momento fue la técnica del “contouring” (contorno) que nos regala “la oportunidad” de hacer casi que operaciones en nuestro rostro. La ciencia de este procedimiento es marcar las estructuras faciales con una base, o sombra, de color marrón, y resaltar las partes altas con un iluminador, bien sea un corrector mas claro o una sombra casi blanca. Esta tendencia impuesta por Kim Kardashian (más no inventada por ella) no es para todas y tampoco para llevarla siempre.
Tanto el procedimiento del contorno como el Strobing (que consiste en acentuar los puntos de luz) no están diseñadas para todo tipo de rostros, y tampoco para llevarlo en un maquillaje diario. El “Contouring”, realizarlo a perfección requiere bastante tiempo, así como una cantidad de maquillaje que solo es oportuno para una ocasión verdaderamente importante. No es solo marcar el rostro con un pincel y ya: una buena técnica de difuminado también es indispensable.
En el Strobing nos encontramos con otra realidad, en vista de que la idea de este maquillaje es dar una apariencia fresca y natural, lo que se centra en los puntos de iluminación del rostro como el mentón, frente, hueso de cejas, tabique; Las personas que tienen secuelas de acné, o que sufren esta afección, no pueden abusar de esta tendencia, ya que precisamente “iluminar” es resaltar y por ende estarías resaltando las marcas o granitos.
Tanto el “Contouring” como el “Strobing” tienes que ser aplicados de manera correcta, ajustados al tipo de rostro y sobre todo una piel bien cuidada. Aunque el truco de algunos maquillajes es el exceso, hasta eso hay que saberlo llevar, recuerda que el flash siempre está para delatarte.