Cuando en una democracia se elige un outsider como Presidente de la República, eso significa que los representantes de las instituciones partidistas no están dando la talla ante las expectativas de la población y por ello se recurre a buscar personajes fuera del status quo.
Entre los casos más notorios, nos encontramos con las elecciones de Donald Trump en los Estados Unidos, Hugo Chávez en Venezuela, Mauricio Macri en Argentina, Emmanuel Macrón en Francia, Silvio Berlusconi en Italia, Alberto Fujimori en Perú y, lo más probable, es que veamos la elección de Jair Bolsonaro en Brasil. ¡¿Qué nos está pasando?!
En mi opinión, aunque el modelo de democracia occidental se asume muy democrático y pluralista, en realidad, es gobernado por un oligopolio de partidos y gobiernos conformados, principalmente, por representantes de partidos. En otras palabras, no somos suficientemente pluralistas; es decir que los partidos están sobre representados (por ejemplo, partidocracia venezolana 1959-1998), mientras que los demás sectores están relativamente marginados.
Esto significa que el análisis de los problemas sociales y sus supuestas soluciones son enfocados en función intereses partidistas y no en función de los intereses de los involucrados en el problema. Esta distorsión se agrava si se suman las ideologías (peor si son extremistas), el afán por justificarse (si el político está en el poder) o de criticar por criticar (si el político es de oposición) y la motivación a alcanzar el poder por el poder.
La marginalización o exclusión de otros sectores en los procesos de toma de decisiones se basa en que los candidatos a los cargos de elección o nombramiento son predominantemente escogidos por los partidos entre sus miembros, simpatizantes y amigos, en vez de seleccionarlos en función de la representación de sectores e intereses y de las experticias profesionales necesarias para poder responder a las expectativas de cada sector de la manera más eficaz y eficiente posible. En mi artículo del próximo jueves, profundizaré sobre cómo pluralizar y tecnificar los procesos de toma de decisiones en políticas públicas.