El Papa Francisco reflexionó sobre la dura situación que atraviesan los miles de hondureños y centroamericanos que forman la caravana migrante y que busca ingresar a Estados Unidos para huir de la pobreza y la violencia en sus países, reseña ACI Prensa.
En el encuentro que sostuvo este 29 de octubre con los participantes del XV Capítulo General de la Congregación de los Misioneros de San Carlos (scalabrinianos), el Papa afirmó que “el migrante reza. Reza porque necesita muchas cosas y reza a su modo, pero reza. Un peligro para todos nosotros, hombres y mujeres de Iglesia, pero más para vosotros por su vocación, sería el de pensar que no necesitan de la oración”.
“Otro fenómeno de los migrantes –pensemos en la caravana que va de Honduras a Estados Unidos– es el de agruparse. El migrante por lo general busca andar en grupo. A veces tiene que andar solo, pero es normal agruparse porque así nos sentimos más fuertes en la migración”, dijo el Pontífice respondiendo a algunas preguntas de los presentes.
“Allí está la comunidad (…). Siempre la comunidad porque su vocación es adecuada para los migrantes que se agrupan. Siéntanse migrantes, siéntanse migrantes ante las necesidades, migrantes ante el Señor, migrantes entre ustedes. De allí la necesidad de agruparse”, continuó.
Otra característica del migrante, explicó el Papa Francisco, es “arriesgar. A veces también arriesga la vida. La prudencia en ustedes tiene otro tono respecto a la prudencia de un monje de clausura: son prudencias distintas. Las dos son virtud, pero con un carácter distinto. Arriesgar”.
A la pregunta de un scalabriniano que sirve en Guatemala sobre la tentación de no sentirse escuchados por Dios en medio del sufrimiento, el Papa dijo “que es necesario tocar, tocar y tocar sin cansarse; pero en comunidad, todos juntos. Todos juntos pero sabiendo que toda la comunidad reza por este pueblo que sufre tanto”.
Un scalabriniano colombiano que sirve en Asia y Australia solicitó un mensaje para los seminaristas. Francisco dijo que deben ser “migrantes para poder trabajar con los migrantes. Migrantes de Dios, migrantes con la comunidad, migrantes de un pueblo, que se sientan en camino”.
“Y con lo de ser migrantes de Dios que lleven a la oración cosas concretas: que la oración es para pelear, para pelear con Dios! Y si uno pelea, saca las cosas. Deciles eso: que tengan coraje”, concluyó.