Entre los que faltan está en, primer lugar, “Derwich Associates”, el grupo de seudo empresarios residenciados en el Country Club y empararentados con rancias familias de la oligarquía caraqueña que, sin conocer ni haber invertido nunca un céntimo en negocios relacionados con la electricidad, se hicieron en el 2010 con 11 contratos por un total de 20.000 millones de dólares para comprar termoléctricas que jamás llegaron al país y, si lo hicieron, fue en muy malas condiciones.
Fue con motivo de aquella emergencia eléctrica decretada por Chávez a finales del 2009 y para resolver la cual trajo desde Cuba al recien fallecido Ministro, Alí “Tira la piedra y esconde la mano” Rodríguez, nombrándolo ministro de Energía Eléctrica con facultades para comprar sin licitación equipos y tecnología que considerase indispensables para resolver la crisis.
Un auténtico lomito o panal donde concurrieron los cubanos a vender chatarra presididos por Ramiro Valdés, expertos brasileños que eran en realidad agentes de Odebrecht, Lula da Silva y Marco Aurelio García, los austurianos de Duro Felgera, los argentinos de Pérez Companc y estos noveles entrepeneurs venezolanos, “Derwich Associates”, no se sabe si salidos de las canteras de tantos magnates cuartorrepublicanos que pensaron podían seguir haciendo de las suyas con una oveja descarriada, pero propensa a volver al carril, llamado Hugo Chávez.
Lo cierto es que no eran desconocidos para Narvis Villalobos y Javier Alvarado, -hoy juzgados en España por el Caso de la Banca de Andorra-, quienes, rápidamente, se los presentaron a Alí Rodríguez y Rafael Ramírez (y hay quien dice que hasta el mismísimo, Hugo Chávez) y fraguaron una de las estafas más colosales prepetradas en cualquier tiempo y país.
Hoy todos los miembros de “Derwick y Associates” (salvo Francisco Convit que es un prófugo desde hace meses de la justicia norteamericana por “blanqueo de capitales”), a diferencia de lo que pasa en estos momentos con Alejandro Andrade y Raúl Gorrín en un tribunal de Florida, se dan la gran vida en España, y muy especial en Madrid, donde invierten en construcciones inmobiliarias, empresas turísticas y de anteojos de sol, cotos de caza y fincas para toros de lidia que, lógicamente, los convierten en advenedizos muy cercanos a la nobleza española vieja y nueva.
Personajes que invierten fuertemente en la política, sobre todo en la del país origen de su fortuna, donde dicen financian hasta partidos de la oposición y no digamos a portales de internet cuyo rol es hablar de toda la corrupción que sucede en Venezuela y el mundo, menos de la que está asociada o es patrocinada por “Derwich y Associates”.
Como aquella emisión de bonos por 4500 millones en dólares ofertada por PDVSA el 13 de noviembre de 2013 donde incursionaron por primera vez en el mercado bursátil, apalancados por un personaje que la providencia puso en su camino, Alejandro Andrade, quien había sido Tesorero en el ministerio de Finanzas y se hizo representar en la operación por un novel “inversionista” de su más alta confianza: Raúl Gorrín.
El personaje, la ocasión y su objeto es de primerísima importancia para seguir el hilo de esta historia, ya que Gorrín era absolutamente desconocido en el mundo de las finanzas nacionales e internacionales y que de repente apareciera apadrinado por Andrade que ya fungía como un conspicuo representante del chavismo en círculos económicos y políticos de Estados Unidos, hizo que los “Chicos de Derwick” lo aceptaran con cierta reticencia.
Máxime, cuando, después de la operación que salió exitosa, los socios, Derwich y Gorrín, se acusaron mutuamente de no haber jugado limpio.
Pero nada que importara al capo mayor, Andrade, quien, desde aquellos tiempos, cortó sus relaciones con “Derwich Associates”, y empezó a utilizar más y más a Gorrín como un pupilo al cual se le podían encargar operaciones de altísimo calibre, como resultó ser la compra del canal Globovisión una vez que Maduro se hizo con el poder.
Quién es ese Gorrín que compró Globovisión se preguntaba la gente en la calle, en el canal y en el propio gobierno, y tendía a confundirlo con otro Gorrín, Álvaro, quien había sido presidente del Banco Canarias y había huido del país durante la crisis financiera que arrasó con las casas del bolsas y algunos bancos nuevos y viejos el el tercer trimestre del 2010.
Pero nada que ver, se conocían muy poco, a pesar de que Raúl como abogado se había destacado como miembro de la “Banda de los Enanos”, hombre de confianza de sus jefes, Mariano Díaz y Gustavo Perdomo, y por tales títulos, había sido contratado por el Canarias para que manejara sus relaciones con el ministerio de Finanzas, y en especial son su Tesorero, Alejandro Andrade, todo lo relacionado con el tema de las “Notas Estructuradas”.
Las “Notas Estructuradas”, uno de los tantos instrumentos financieros creados desde el ministerio de Finanzas dicen que por el operador financiero, Moris Beracha, quien le ofreció al gobierno la oportunidad de comprar bonos basuras de paises con deudas impagas como Argentina y Ecuador, estructurarlos en un solo solo bono, que luego se vendía a los bancos y casas bolsa nacionales a precios de 4,50 dólares para que después los colocaron a cotización de mercado.
Fue las “Minas del Rey Salomón” y el “Festín de Balsazar” a un tiempo ya que, mientras operadores del gobierno como Andrade, Merentes e Isea hacían su agosto colocando “Notas” a través de intermediarios (Beracha, Díaz Granados, Capriles, Gorrín) estos las vendían hasta con 5 o más puntos a los bancos y casas de bolsa que, después las colocaban a precios de mercado entre traders nacionales e internacionales.
Pero fue también el final de la época en que un gobierno ahito de petrodólares llegados del boom petrolero se dispuso a cortar amarras, según bajaban los precios del crudo y empezó a golpear a la banca privada nacional en sus expresiones comercial, universal y bursátil, a desaparecer a CADIVI, los 5000 dólares anuales para viajeros y los cupos para el dólar electrónico que, también, ya para el inicio del gobierno de Maduro, se habían esfumado.
Con las vacas gordas, también se va Andrade y se establece en Estados Unidos en el papel de un exfuncionario chavista independiente que se niega a darle cuentas al gobierno de Maduro de la colosal fortuna que se llevó al exterior, porque, era el “Presidente Eterno” quien le había dado el poder que disfrutó durante una década y no este civil advenizo que, además, estaba destrozando el legado del Comandante.
La misma situación que, al parecer, está viviendo Rafael Ramírez quien, vive un exilio clandestino perseguido por el régimen, dicen que protegido por Estados Unidos, pero quien sabe si negociando y decidido a dar un salto de garrocha más alto que el de Andrade.
Solo Gorrín quedó clavado en Venezuela, pero por Globovisión, canal que lo ha llevado a extremos de complicidad con la dictadura y por eso mismo buscando que lo expropien o compren para salir de este infierno.
Lo cierto es que Andrade está hablando y entregando todo cuanto tiene el gobierno de los Estados Unidos y recibierno el respaldo de Ramírez, el cual, a su vez, es acusado por Maduro ser el huevo de la serpiente corrupta que acabó con PDVSA y de llevarse cuantíosimos bienes en líquido que dejan pálidos a los de Andrade y los “Derwich y Associates”.
Pero un tsunami descomunal está arrasando con el chavismo y sus herederos bastardos del madurismo que, por supuesto, no es suceso que esté siendo echado por la borda por la comunidad internacional y una oposición venezolana decidida a salir de esta pesadilla cuando antes.
Cuentan que días después del frustrado golpe del 11 de abril del 2002, Chávez, reunido con el alto gobierno, dijo que más nunca lo volvería a agarrar un golpe limpio ni a él, ni a su familia, ni a su partido, dio órdenes de tomar casi por la fuerza al Banco Central y al ministerio de Finanzas y nombró a Alejandro Andrade jefe de la operación.
Hoy con Andrade en manos de la justicia norteamericana y entregando todo el capital que se robó a los jueces que los enjuician, pareciera que está decretando el fin de la revolución chavista y madurista.