El Gobierno español estima que entre 400 y 500 aficionados de los equipos de fútbol argentinos Boca Juniors y River Plate necesitarán una “especial atención” por parte de las fuerzas de seguridad de cara a la final de la Copa Libertadores que se celebrará en Madrid el domingo.
El encuentro ha provocado un amplio despliegue con más de 4.000 efectivos movilizados, entre ellos más de 2.000 policías nacionales y 1.700 agentes de seguridad privada para controlar a cualquier elemento que pueda perturbar la normalidad en un partido considerado de alto riesgo entre los dos clubes rivales argentinos.
“Va a haber seguimiento especial a todos aquellos elementos que pueden necesitar atención”, dijo el viernes el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Rodríguez Uribes.
“La inmensa mayoría viene con la voluntad de celebrar la fiesta del fútbol”, sostuvo al explicar que el objetivo del dispositivo de seguridad es buscar que “una minoría no provoque lo contrario”.
El partido de vuelta de la final fue programado inicialmente el 24 de noviembre en el estadio Monumental de River, pero fue pospuesto dos veces y luego trasladado a 10.000 kilómetros desde Buenos Aires hasta Madrid después de que el autobús del Boca fuera atacado a su llegada, provocando heridas a varios de sus jugadores.
Un conocido hincha del Boca Juniors fue deportado desde Madrid el miércoles, aunque el líder de los seguidores del equipo recibió luz verde de las autoridades argentinas para viajar a España.
Cada club tiene 25.000 entradas para el partido, mientras que el resto irá al público general y patrocinadores. Hay 5.000 entradas para cada club reservadas a aficionados que viven en Argentina, aunque Rodríguez dijo que estimaba que sólo 6.000 aficionados en total hagan el viaje transatlántico.
Alrededor de 250.000 argentinos viven en España, la mayor colonia fuera de su país, y muchos de los que se encuentran en Europa viajarían para ver el partido entre los dos mayores clubes argentinos para un encuentro conocido como “Superclásico”.
Las autoridades españolas dijeron que el Paseo de la Castellana, una de las mayores arterias centrales de Madrid que la divide de norte a sur y pasa por el estadio Santiago Bernabéu, estará cerrada la mayor parte del día y la policía tratará de dividir a las dos aficiones en dos zonas de fans diferenciadas.
“Hay dos ‘fanzone’ en la Castellana para que puedan garantizar ambas aficiones que puedan disfrutar en contextos propios sin mezclarse”, dijo Rodríguez.
Reuters