Por estos días los venezolanos vemos con preocupación la cercanía de Navidad y Año Nuevo por lo desprovistas y desangeladas que serán unas fiestas, las peores que se recuerden en cuanto al hambre que acecha grandes sectores de la población sin mencionar al desempleo, el crimen envalentonado, la hiperinflación y los familiares que ya no están porque huyeron al extranjero desafiando más peligros que Aquiles regresando a Ítaca.
En la clase política por el contrario reina el optimismo a pesar de que todos los concursantes perdieron en las elecciones de concejales: Los chavistas no mencionan la gigantesca abstención y brindan por haber ganado en ausencia de electores… los opositores pasan la página y anuncian la formación de nuevos grupos, mesas y partidos donde se enmascaran los desorbitados apetitos de poder de sus promotores.
Todas estas franquicias se autodenominan “sociales” y “democráticas”. Todos dicen, equivocadamente como Fukuyama el siglo pasado, que “ya no hay ideologías”… y siguen “palante”… aunque les puyen los ojos.
Frente a semejante despropósito me levanto: ¡Muy bonito el pavo real… pero no canta… diría un colombiano!
Llama la atención que en un país empobrecido por las políticas socialistas… ninguno de estos partidos, movimientos o mesas, “sociales” y “democráticas”… se digna a tratar el tema económico… lo de sus promotores es política y nada más… como si vivieran en Suiza o Singapur.
Y uno se pregunta si esta gente piensa que los venezolanos somos pendejos: Así que quieren el poder para profundizar la democracia “social”… y mientras no se dan cuenta que eso han prometido los chavistas desde que llegaron al poder y llenaron el país de apéndices inoperantes, donde colocan su gente, como los concejos comunales, a las viejas instituciones que tampoco funcionaban debido a la manera cómo eran y son administradas desde el puntofijismo en adelante.
Por fortuna la mayoría dejó hace tiempo de escuchar cantos de sirena y desatiende, a pesar de las penurias, los llamados a formar comunas por parte del gobierno. Y también rechazan las invitaciones a formar parapetos electorales como el que se disuelve tras la derrota de Falcón o el que Delsa Solórzano fundó para servir de plataforma a su candidatura dentro de seis años pasada la jura del 10 de enero.
Con razón a Delsa la anunciaban para este lunes en Cumaná… ofreciendo whiskey escocés a los asistentes a una rueda de prensa.
La ciudadanía por otra parte no está descarriada: ¿Cómo se puede creer que los inmensos problemas económicos de nuestro país se van a resolver con recetas politiqueras que enmascaran ambiciones personales adornando estos grupillos, mesas, movimientos o partidetes con calificativos de “social” “ciudadano” o “democrático”?
Peor porque nunca se ha escuchado a estos promotores –y promotoras- de nuevos grupillos nacidos de la derrota en las elecciones de concejales… abjurando de las prácticas que en Venezuela han convertido la democracia social y populista… en el gran problema a resolver.
La democracia ya venía boqueando cuando Hugo Chávez llega al poder y este, en vez de resolver agudizó los problemas al dejar intacto el entarimado legal del estatismo socialista y populista. Aparataje que explica el actual estado de miseria en la cual vivimos donde el director del Hospital de Niños acaba de rifar la única dosis para el cáncer… entre treinta infantes enfermos.
Es la peculiar democracia de la nefasta e ignara clase política, la principal responsable cuando llevan casi todo el puntofijismo y ciertamente todos estos años de chavismo… colonizando en su provecho las instituciones del estado.
Son ellos, los que intentan reciclarse sin dejar las malas costumbres… quienes llenaron las oficinas de todos los poderes… con militantes de partido que no producen y que muchas veces cobran sin trabajar provocando resentimiento entre los empleados que desean ser útiles pero a quienes no se les puede premiar porque con tanto vago el presupuesto solo alcanza para sueldos de miseria.
Resolver nuestros graves problemas económicos implica grandes cambios en la conducción del estado… y apremia hacerlo comenzando por repensar la democracia… si se puede.
En ese caso es de esperar que un gobierno dispuesto a devolverle la prosperidad al pueblo… comience a limpiar las democráticas instituciones de tanto vividor que aspira ser mantenido por el presupuesto sin tener que dar nada a cambio.
De no ser posible habrá que suspender la democracia… al menos en el estilo populista, corrupto, ineficiente y costoso que caracteriza los gobiernos nuestros.
No se puede perder la diana que significa librar nuestra sociedad de la rémora que nos ha llevado a la miseria… sucede que nuestra democracia es el problema.