Un peregrino no puede viajar a Tierra Santa sin visitar Jerusalén o Belén de la misma forma que no puede escaparse a los montes de la Galilea sin acercarse a Nazaret. La expectativa creada estas fechas en la villa donde la tradición cristiana sitúa la infancia de Jesús es tan alta como la Basílica de la Anunciación, reseña El Mundo.
Por SAL EMERGUI / Nazaret
O como el árbol de Navidad más grande de la región según presumen algunos habitantes de la principal ciudad árabe israelí. Sus luces iluminan el pacífico encuentro de culturas, religiones e idiomas. “Todo esto me maravilla. A los 83 años, que es mi último ciclo de mi vida, veo cosas que nunca pensé que iba a ver”, afirma la española Matilde acompañada por sus hijos Jaime y Ciro en su último día en Israel y el primero en Nazaret.
Conversamos en la Basílica construida-según el cristianismo- donde estuvo la casa de la virgen María y el ángel Gabriel hizo su aparición. Hoy, aparecen peregrinos con selfies que captan emoción en sus rostros.
“Tras visitar Jerusalén y otros lugares, quisimos venir para cerrar el círculo. Nazaret demuestra que se puede convivir con diferentes creencias” comenta Ciro mientras Jaime añade con una conclusión poco habitual en estas tierras: “Me sorprende gratamente la convivencia y respeto entre judíos, musulmanes y cristianos“.
Más allá de los visitantes extranjeros, miles de judíos israelíes llegan a la capital del sector árabe de mayoría musulmana y minoría cristiana. Como Shely que admite tras salir de la iglesia: “Es muy bonito. Para muchos israelíes es como asistir a la fiestas navideñas en Europa sin salir del país”.
Aziz Banna lo sabe y por eso tiene mucha faena. “En los últimos dos años, hay un gran aumento del turismo exterior e interno. Si no hay guerras como la del 2014, viene más gente”, señala este guía turístico en una semana en la que Israel bate su récord al superar la barrera de cuatro millones de turistas en el 2018.
“Belén, el lugar del nacimiento de Jesús, es con razón la ciudad más identificada con la Navidad pero Nazaret siempre fue un lugar especial por su importancia histórica, ser la localidad árabe más importante de Israel y conservar su carácter cristiano pese a que el 75% son musulmanes”, recuerda Banna. Como árabe cristiano de esta localidad de 80.000 habitantes, reconoce que “las relaciones no son tan malas como en el pasado cuando por ejemplo quisieron construir una mezquita delante de la Basílica pero tampoco son tan buenas”.
Le acompañamos en un serpenteado camino que le lleva a un reducido grupo de Microsoft en Israel. Nazaret fue elegida para una jornada cultural y como premio a los 20 empleados de su oficina situada a escasos metros de la Basílica.
El responsable de finanzas de Microsoft en Israel donde emplea a 1500 personas, Eli Carmon, comenta a EL MUNDO que “Nazaret es algo diferente a lo que solemos ver en Tel Aviv con gentes, aromas y colores diferentes. En Navidad, aún más”.
“Cada vez que vengo descubro nuevas facetas y lugares. Para la relación entre judíos y musulmanes en Israel, es bueno venir. Cuanto más conoces, mejor para todos”, señala en lo que parece una burbuja de concordia en tiempos donde se alientan estereotipos y prejuicios.
En una de las callejuelas, “Ghadas Corner” recupera recetas de siempre y objetos caseros ofreciendo el espacio íntimo para conversar sobre cultura, folclore y gentes. Ghada Boulous destaca que su local “habla al ser humano y su cultura a través de la poesía, refranes, dulces, instrumentos antiguos… Aquí vienen personas de todos los orígenes y religiones”.
“Mi mensaje de Navidad es que todos deben buscar su humanidad en su interior. No importa la religión, color de piel o país de de quien vive a tu lado. Todos somos seres humanos que pueden vivir el amor de Navidad”, sentencia.
“Mi marido y yo celebramos la Navidad en un restaurante aunque añoramos a la familia en Tucumán. ¿Miedo? Aquí hay más seguridad que en Argentina”, admite Gabriela Pérez que trabaja en el Hotel Legacy donde no hay una habitación libre. “Nuestros clientes se dividen en 60% peregrinos y 40% israelíes. Desde el 2016, el número de turistas, en su mayoría peregrinos, a Nazaret ha aumentado en un 300%.”, nos revela su director general Maroun Edward.
La ciudad no sólo alimenta espiritualidad. “La cocina árabe siria de la que pertenece el Líbano, Siria y Palestina posee alrededor de 1500 comidas“, apunta Banna que guía grupos a casas privadas de Nazaret para degustar un menú que, asevera, “tiene un origen vegano mucho antes de que estuviera de moda”. Como lo es hoy Nazaret.
“Me atraía mucho la idea de venir por estar tan vinculado a la vida de Jesús y ser un lugar israelí donde viven muchos árabes”, apunta la alemana Lori. ¿Cuál es la gran diferencia entre la Navidad en Frankfurt y en Nazaret? “¡El clima!”, responde sonriendo. Su compatriota Pia afirma que no tenía miedo al optar por este destino en Navidad: “Viajé a lugares más peligrosos como Honduras o Salvador así que aquí estoy tranquila“.