El nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, explicó el pasado sábado, porque su gobierno no firmaba la contundente resolución del Grupo de Lima, que desconoce a Nicolás Maduro a partir del 10 de Enero. Sus palabras exactas fueron: “Nosotros no nos inmiscuimos en asuntos internos de otros países porque no queremos que otros gobiernos, otros países, se entrometan en los asuntos que solo corresponden a los mexicanos”. Así, quedaba clara la postura del nuevo gobierno de ese país, que desconoce lo que mandan convenciones regionales e internacionales de DDHH, cuando se trata de proteger a la gente, a la raza humana, de regímenes que en vez de cumplir con su obligación de protegerlas, inducen y ejecutan todo tipo de crueldades sobre ellas.
Pero quizá aun peor, son las palabras pronunciadas este martes por el canciller de Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, vocero del presidente Tabaré Vázquez, quien insiste en promover diálogos con la Tiranía de Maduro desde el 2016, diálogos que no han hecho mas que oxigenarlo, permitiendo que la crisis humanitaria se agrave. Novoa dijo, palabras más palabras menos, que “los gobiernos no reconocen gobiernos, los gobiernos reconocen Estados, y Venezuela es un Estado con el que Uruguay tiene relaciones”, agregando después, que Uruguay no se alinea con el Grupo de Lima, al que comparó con un grupo de productores auto-convocados, por estar fuera de una institución orgánica.
Nin Novoa y Vázquez obvian claramente que Venezuela hoy es un Narco Estado, donde carteles de la droga han encontrado un Oasis. Además, la banda criminal que compone y mantiene al régimen, está siendo investigada y acusado de lavado de dinero, de financiamiento de grupos terroristas, y más de 190 funcionarios, encabezados por Maduro, han sido acusados en la Corte Penal Internacional, por Crímenes de Lesa Humanidad.
En gran parte, una de las consecuencias de estas excusas cómodas y cómplices que los venezolanos leemos de gobiernos que se alinean con la Narco Tiranía de Maduro, es el gran éxodo de venezolanos por todo el continente. Cinco mil personas están saliendo diariamente del país, abandonando todo, su casa, su trabajo, lo que queda de su familia y de sus amigos, para tratar de sobrevivir.
La “injerencia humanitaria” y la responsabilidad de proteger en la que se fundamenta, no es más que la responsabilidad que tienen los Estados que conforman la Organización de Naciones Unidas de proteger a la humanidad, a la gente, a las personas que habitan en un Estado parte, cuando ese Estado no quiere o no puede protegerlos. La responsabilidad de proteger a los seres humanos debe estar por encima de la “no intervención o injerencia”, excusa que invocan los dictadores y tiranos para cerrarle la puerta a quienes los denuncian.
La Tiranía de Nicolás Maduro ha negado la ayuda que la comunidad internacional ha ofrecido, prefiriendo que miles de personas mueran por hambre, por falta de medicinas o atención medica adecuada, por enfermedades que han regresado del pasado por la falta de vacunas, cifras que se suman a las victimas de la inseguridad, cuyos ejecutores actúan con total impunidad. Al derecho a la vida , a la integridad física, a la salud y alimentación, clara y masivamente violados, se unen todas las otras garantías constitucionales que deberían tener todos los venezolanos, como lo son, el derecho a la identidad, a la libertad de expresión, al acceso a la información, a la protesta pacifica, al debido proceso, a la prohibición de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, entre otros. Los servicios básicos pasaron a ser servicios de lujo. Tener agua, luz o gas en los hogares es lo extraordinario, y que decir del inexistente transporte público. El agua potable que llega a la población está en gran parte contaminada, y las enfermedades endémicas se reproducen rápidamente. Las mujeres paren en la calle, los ancianos mueren abandonados porque sus familias se han ido, bebes recién nacidos son abandonados a las puertas de templos y jefaturas, los suicidios por la depresión y desesperanza que causa la situación del país, se han incrementado.
La Tiranía ha asesinado, encarcelado, desaparecido, torturado, violado, desterrado y provocado el desplazamiento forzado de personas que llegan a otros países como zombies, desnutridos y enfermos, implorando los acojan.
No inmiscuirse o intervenir en la Crisis Humanitaria que vive el pueblo venezolano, o empujar diálogos oxigenantes para darle más tiempo al tirano, es cínico, cómplice, criminal. La defensa de los Derechos Humanos Universales y la Democracia, debe prevalecer en el Continente Americano. México y Uruguay han elegido estar del lado del opresor. Ojala sepan, que cuando estén sentados contemplando como el Tirano se juramenta ilegítimamente, estarán avalando al criminal que dirige al Narco Estado venezolano, sin escuchar, los gritos del silencio de todas sus victimas.