En la última cena del capo Pablo Escobar en su casa, antes de que fuera asesinado por la Fuerza Pública, una mosca grande voló sobre su cabeza. El último sicario que lo acompañaba, Álvaro de Jesús Agudelo, alias “Limón”, quiso matarla pero el narco no lo dejó.
“Todo indicaba que mi hermano pronto se iba a morir”, así concluye el episodio el hermano del líder del Cartel de Medellín, Roberto Escobar, alias “Osito”, en una entrevista en Semana. Recuerda que el suceso pasó en la casa de Medellín donde él mismo diseñó un museo del narcotraficante.
El lugar recibía visitas de turistas hasta que la Alcaldía de Medellín lo clausuró. Allí había pertenencias del capo, fotografías y objetos, y allí estaba el comedor donde ocurrió esa última cena.
“Todos hablan de Pablo Escobar: Netflix, los noticieros, Caracol Televisión, las revistas, mis familiares que sacan libros mentirosos. Y resulta que yo no puedo contar mi historia ni la de mi hermano, Esto es una injusticia. Yo no le hago daño a nadie. Aquí no se hace ningún mal, la gente solo viene, les cuento una historia y se toman una foto conmigo”, dijo “Osito”, sobre lo que él llama una “persecución de las autoridades”.
La Casa Museo Pablo Escobar hace parte de las visitas obligadas de los “narcotours” que el alcalde Federido Gutiérrez se ha propuesto erradicar, para cambiar el imaginario sobre la ciudad, muy ligado aún a la cultura de la venta de cocaína.