El futuro no se construye por decreto. Tampoco bastan los buenos pensamientos, útiles para visualizar lo que queremos, pero no para concretarlos. El futuro se construye desde el presente, trabajando día a día sin descanso. Hay que dejar de lado el pasado y no confundir la experiencia adquirida con lo que debemos hacer. Esa experiencia no sirve para mucho en términos concretos, aunque es útil ya que desarrolla sabiamente el olfato y la visión. No es poca cosa sobre todo en tiempos confusos y muy convulsionados como es el caso de la Venezuela actual.
A la Comunidad Internacional, antes y ahora, le cuesta mucho entender la realidad venezolana. También a los compatriotas dentro y fuera del país. Sin embargo todos, los de adentro y los del exterior, aspiran un cambio profundo que permita la institucionalidad del país sobre la base de un régimen político y jurídico sabio y estable en el cual los alcances del ejercicio de la Libertad responsable, de la separación de los poderes y la definición de las funciones del Estado como representante de la Nación y no como su dueño, estén perfectamente determinadas. El pluralismo y los demás elementos característicos de la democracia vienen por añadidura.
Estos son los aspectos fundamentales de cuanto aspiramos y por los cuales trabajamos sin descanso. El triunfo se alcanzará cuando queden de lado las aspiraciones sectarias personales o de grupo, la ideologización abierta o encubierta orientada por un socialismo decadente o por un comunismo a la cubana que nos ha llevado a la tragedia actual. Frente a estos peligros debemos estar alerta, sin concesiones de ninguna naturaleza.
Progresivamente Juan Guaidò, en ejercicio de la Presidencia provisional que ejerce por mandato constitucional, recibe el apoyo de la casi totalidad del mundo entero y la comprensión y respaldo de la Nación como expresión de la inmensa mayoría que rechaza definitivamente la presencia de Maduro a la cabeza del Poder Ejecutivo, Lo está haciendo bien y merece el respaldo activo de todos.
Por supuesto, no debemos menosprecias otros factores importantes que han jugado fuerte en la crisis venezolana, Me refiero a las estructuras del crimen organizado con tentáculos denunciados y vistos desde hace tiempo. Al narcotráfico y desde unos años a esta parte, a la guerra asimétrica, de cuarta generación, del Islam revolucionario en varias partes del mundo, especialmente en países aliados del régimen actual. Se trata de una guerra popular que rompe los esquemas tradicionales de seguridad y defensa de muchos países importantes.
En la forma en que avanza esta dinámica y de acuerdo a la situación que viven Colombia y Brasil, no me extrañaría que en las próximas horas Estados Unidos declare a Venezuela como país terrorista. Es decir, una amenaza cierta para el Continente.
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