El astillero militar español Navantia ha decidido repatriar a sus técnicos de Venezuela ante el deterioro de la situación en el país, según fuentes diplomáticas. El equipo de la empresa pública, con media docena de ingenieros, supervisaba la puesta a punto del patrullero Comandante Eterno Hugo Chávez, el último de los ocho buques de guerra vendidos en 2005 a Venezuela por 1.246 millones de euros.Así reseña el diario El País.
Un portavoz de Navantia no ha querido hacer comentarios al respecto, alegando que “se está evaluando la situación” y que los técnicos españoles no están permanentemente en Venezuela, sino que se desplazan allí cuando es necesario.
La construcción del Comandante Eterno Hugo Chávez, con el numeral GC-24, se ha convertido en un paradigma de la caótica situación que atraviesa Venezuela. Se trata del último patrullero de la serie de ocho (cuatro oceánicos y cuatro de vigilancia del litoral) contratados en noviembre de 2005 por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero con José Bono como ministro de Defensa.
A diferencia de los siete anteriores, su construcción no se llevó a cabo en los astilleros de San Fernando (Cádiz), sino en los de Puerto Cabello, en el Estado de Carabobo (Venezuela), por parte de la empresa Diques y Astilleros Nacionales CA (DIANCA), bajo la supervisión de Navantia.
Aunque la construcción de este tipo de buques no llega a los tres años, la del GC-24 supera ya la década. Las obras se iniciaron en 2008 y no fue botado hasta 2014. La mayoría de los bloques tuvieron que ser fabricados en España, mientras que el astillero venezolano, filial de la petrolera Pdvsa, se limitó a ensamblarlos. En abril pasado se iniciaron finalmente las pruebas de mar, pero aún hay “flecos pendientes” antes de que pueda ser entregado a la Armada venezolana, según fuentes conocedoras del contrato. La falta de liquidez y los problemas técnicos se han acumulado en estos años prolongando los retrasos. La retirada de Navantia puede agudizar los problemas.
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