El no reconocimiento de Juan Guaidó como “presidente interino” de Venezuela, ampliamente facultado constitucionalmente para dichos fines, representa para España y la Unión Europea en su conjunto un peligro potencial que debe ser debidamente ponderado por las naciones del viejo continente. La reciente inclusión de la crisis venezolana en la agenda del Consejo de Seguridad de ONU le dio al tema dimensión mundial
Vacío legal en la titularidad de sus activos
Desde el 23 de enero de 2019 Venezuela cuenta con un presidente reconocido por 23 países, hasta el 28 de enero, siendo los Estados Unidos la primera nación del mundo en reconocerlo seguido por los países del Grupo de Lima, Inglaterra, Israel y Autralia, entre otros.
Las decisiones en materia de administración financiera del Estado deben cumplir con la aprobación del poder ejecutivo y legislativo, según la naturaleza de la transacción. Y la titularidad de los activos debe regirse con base a las decisiones de esta nueva conformación de poderes públicos debidamente amparados por el marco constitucional vigente.
Cualquier transacción comercial y/o financiera que incluya activos del Estado u otras operaciones con Maduro y su régimen carece de legitimidad a partir de la juramentación del presidente interino Juan Guaidó.
Este relevante hecho, desestimado en un primer momento por el gobierno español presidido por Pedro Sánchez, no fue ignorado por países de gran envergadura como Inglaterra.
El Banco de Inglaterra, actuando legalmente conforme al derecho internacional, rechazó la repatriación de $1,2 millardos en oro frente a una solicitud del ciudadano Nicolás Maduro quien actualmente se encuentra usurpando el cargo como presidente.
Según expresa el diario Expansión del 24 de enero, la secretaria de Estado del Comercio español estima que casi un centenar de empresas (BBVA, Repsol, Acciona, etc) representaban a finales de 2015 inversiones directas españolas en Venezuela por un monto de 21.313 millones de euros.
El gobierno “socialista” de Pedro Sánchez, está poniendo en riesgo este patrimonio de empresas que generan empleos directos dentro y fuera de España.
Como también coloca en riesgo la pérdida patrimonial de españoles (particulares) que tienen activos en Venezuela, no solo por la destrucción del valor de sus activos, que progresivamente merman en (términos reales) cualquier intercambio de ingresos o renta hacia España sino por la paralización que supone el vacío legal en el que se encuentran todos inmersos actualmente.
Quiénes son los grandes perdedores
Los grandes perdedores de la catástrofe que vive Venezuela no son las empresas del IBEX, son los ciudadanos de a pie y la estimación de dichas pérdidas se hace más que necesaria.
Los votantes españoles registrados en el consulado de España en Caracas superaban en 2015 la cifra de 138 mil. Con mucha probabilidad y considerando el peso de las corrientes migratorias y el crecimiento vegetativo de la población, por cada español registrado en el consulado, debe haber al menos dos ciudadanos españoles más residentes en Venezuela o con vínculos con ese país.
Esos ciudadanos españoles y sus descendientes han sufrido en Venezuela enormes pérdidas patrimoniales que superan a lo que ha mermado la inversión de las grandes empresas.
Si se cuantifica la población española en Venezuela en una cifra superior a los 415 mil habitantes y se estima un patrimonio personal promedio de 50 mil euros, incluyendo activos inmobiliarios y viviendas la pérdida estaría entonces en una cifra superior a los 20 mil millones de euros en que ha caído el valor de la inversión de las grandes empresas.
Esta pérdida se representa en la desvalorización de sus viviendas y bienes inmobiliarios, y en la total depreciación de activos productivos.
La emigración española a Venezuela tuvo un gran impacto en el crecimiento económico del país, se trata de una población emprendedora, generadora de empleos y oportunidades para los venezolanos.
Se trata de una población que a fuerza de grandes sacrificios salió adelante y dio impulso a un país que llegó a tener un producto interno per cápita superior al promedio europeo hasta la década del 70.
La democracia es el único camino para Venezuela
La continuidad del régimen de Maduro asegurará la perpetuación de la ruina de cientos de miles de españoles, en cambio, una transición a la democracia generará la posibilidad cierta de la recuperación de su patrimonio.
Dar oxígeno al régimen venezolano es actuar en contra de ciudadanos españoles trabajadores y dignos que tiene una única posibilidad de recuperar el valor del esfuerzo y sacrificio de varias generaciones y es la salida del régimen totalitario que pretende perpetuarse de manera ilegítima en el poder.
El actual cuadro que describe a Venezuela nos presenta una población absolutamente empobrecida y viviendo en condiciones paupérrimas, sin medicinas, sin alimentos y quizás con los peores servicios públicos del mundo occidental. Los españoles que residen o tienen sus propiedades en Venezuela, no están exentos de esa situación, es más, son de las poblaciones más afectadas por la crisis.
La transición a la democracia será el único camino para que cientos de miles de españoles recuperen sus patrimonios en Venezuela.