Secuestros de menores de edad, detenciones arbitrarias, razzias en los barrios y ejecuciones extrajudiciales son el coctel represivo con que los brazos policiales que acatan a Nicolás Maduro ponen a raya la protesta popular en Venezuela. Mientras la comunidad internacional busca salidas políticas al drama venezolano, las siniestras Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) ponen en práctica su propia versión de la caravana de la muerte en los barrios más pobres del país. Así lo reseña alnavio.com
Por Pedro Benítez
Mientras que la opinión pública mundial tiene los ojos puestos en el aspecto geopolítico de la situación venezolana, dentro del país los organismos de seguridad del Estado controlados por Nicolás Maduro escalan la represión a un nivel no visto desde 2017.
Como ocurrió aquel año, así como en 2014, la represión de la policía política y de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se cebó sobre los estudiantes y jóvenes en general que protagonizaron aquellas jornadas de protestas. En esta ocasión ha dirigido toda su saña contra los barrios más pobres de Caracas y algunas ciudades del interior.
La Vega, Cotiza, Catia, Boquerón, Propatria, El Cuartel, El Valle, Coche, los barrios aledaños a la avenida San Martín (muy cerca del Palacio Presidencial de Miraflores), y el José Félix Ribas en el populoso Petare, otrora bastiones electorales del chavismo en el área metropolitana de Caracas, protagonizaron tres noches seguidas de cacerolazos y disturbios donde la manifestación legítima se mezcló con grupos del hampa común (armados por el chavismo) que bloquearon calles y avenidas mientras se enfrentaban con palos, piedras y armas de alta potencia a los destacamentos de la GNB y de la Policía Nacional Bolivariana (PNB). Un reflejo del ambiente de violencia social que se ha potenciado en Venezuela en los años de la hegemonía chavista.
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