Los ángeles venezolanos que acompañan a los migrantes en la frontera

Los ángeles venezolanos que acompañan a los migrantes en la frontera

Antes de la habilitación del corredor humanitario en la frontera cerrada con Venezuela, esta organización facilitaba el tránsito diario de 80 enfermos, que eran atendidos en Colombia. | Foto: Cortesía de Jacinto Jaimes

 

Una organización no gubernamental, que funciona desde hace cuatro años en el estado fronterizo del Táchira (Venezuela), se ha convertido en el ‘ángel guardián’ para los miles de venezolanos, quienes cruzan diariamente por los pasos irregulares, o trochas, para llegar a Colombia debido al cierre de frontera.

Por: EL TIEMPO

Su nombre es Comunidad de Naciones y Defensores de Derechos, y está integrada por cera de 150 extranjeros, entre abogados y profesionales de la salud, que ofrecen una asistencia humanitaria durante sus desplazamientos a migrantes en las poblaciones vecinas de Ureña, San Antonio y San Cristóbal.

La sede principal de esta fundación siempre ha estado en Caracas. Sin embargo, la crisis migratoria desatada en agosto de 2015, cuando Nicolás Maduro ordenó cerrar la frontera y expulsar a 16.000 colombianos residentes en ese país, obligó a extender su misión de facilitar el acceso de los enfermos de esta región limítrofe al sistema de salud en Colombia.

Cuatro años después, esta vocación de servicio sigue intacta y una vez más se volvió apremiante ante un nuevo bloqueo fronterizo. “Cuando no estaba habilitado el corredor humanitario, nos formábamos en grupos de cinco o seis personas para ayudar a los pacientes a pasar la trocha, ya sea sobre una camilla o en una silla de ruedas. Primero debíamos acordar el acceso con el que controla el camino destapado, pasar sin los chalecos institucionales y con mucha cautela”, relató Jacinto Ramón Jaimes, vocero de esta organización.

Esta labor social se ofrece junto con una asesoría jurídica, que va dirigida principalmente a colombovenezolanos con enfermedades crónicas, como fallas renales, diabetes, hipertensión o cáncer, que son tratadas en territorio nacional.

Aunque el paso permitido el lunes por Venezuela a través de los puentes internacionales de Norte de Santander, facilitó este trabajo, los voluntarios siguen custodiando el regreso diario de unos 80 pacientes a su país, cuando uniformados de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) se niegan a dejarlos entrar con alimentos o medicinas.

“En estos momentos, el Estado venezolano es un agente que viola constantemente los derechos de los ciudadanos, quienes viven temerosos cuando atraviesan las trochas (…) Nosotros vimos la necesidad de ofrecer este desplazamiento o acompañamiento, porque hay personas en estado de vulnerabilidad, que deben negociar el paso con hombres, que a veces están armados”, explicó este abogado, de 61 años.

Para este venezolano, graduado de la Universidad Libre de Cúcuta, el traslado más difícil ha sido el de Noel Leal, un colombiano de 70 años, que actualmente vive en Ureña.

En ese momento, su vida corría peligro porque no podía ingresar a Cúcuta a recibir su tratamiento de diálisis.

En medio del dolor y la desesperación, Comunidad de Naciones facilitó una silla de ruedas para que este paciente atravesara una trocha, ubicada en el sector conocido como La Muralla, cerca al puente internacional Simón Bolívar, que se erige entre San Antonio y Villa del Rosario (Norte de Santander).

Su regreso, que también estuvo custodiado por voluntarios de la organización, fue menos engorroso y con el alivio de haber sido atendido a tiempo.

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