La llegada de la primavera a Japón viene acompañada de la floración de los cerezos o “sakura”, un verdadero tiempo de culto para los nipones que apremia a los meteorólogos a predecir con exactitud la aparición de estas efímeras flores.
“El periodo del ‘sakura’ va a llegar pronto, así que últimamente tenemos que examinar los capullos de las flores de cerezo cada día”, cuenta a Efe Yukiko Tezuka, miembro del grupo de científicos que elabora estos pronósticos desde la Japan Weather Association (JWA).
Es un periodo aguardado tanto por los japoneses como los miles de turistas que planean sus vacaciones en el país alrededor de este fenómeno de la naturaleza que tiñe calles y parques de rosa pálido y blanco.
La influencia de estas pequeñas flores en el estilo de vida japonés es indudable, y semanas antes de su floración el “sakura” ya se ve representado de diversas formas en la gastronomía, el arte, la cultura y el ocio.
El nacimiento de las flores de cerezo obsesiona no solo a la población, sino a meteorólogos de todo el país como Tezuka, que dedican meses a elaborar un riguroso pronóstico de la apertura de los primeros capullos.
Según detalla la JWA, los brotes de “sakura” comienzan a formarse en verano, tras lo que entran en un periodo de letargo y terminan despertándose al estar expuestos a las bajas temperaturas del invierno.
Tras despertarse de su época durmiente, los capullos crecen y florecen a medida que suben la temperaturas, y cuanto más elevadas son éstas más temprana resulta la floración.
La variedad más predominante de estos árboles es la “somei yoshino”, cuya flor rosa de cinco pétalos con una tonalidad blanquecina se ha convertido en un símbolo del país.
La aparición de sus llamativas flores a finales de marzo y principios de abril trae consigo unas semanas de celebración para los japoneses, que acuden en masa a los parques de todo el país para festejar en los conocidos “hanami”, la tradición nipona de observar la belleza de la primavera.
Para predecir con la mayor exactitud posible este fenómeno, los meteorólogos deben tener en cuenta los datos de años anteriores y elaborar pronósticos a corto tiempo, a diario y semanalmente, así como largo tiempo, mensual o trimestralmente.
También es importante la observación in situ de los capullos que efectúan los meteorólogos desde varias localizaciones. “Desde la JWA examinamos 92 lugares en todo Japón”, precisa Tezuka.
Tradicionalmente, era el ojo de los meteorólogos, con años de experiencia a sus espaldas, el que decidía el tiempo de floración de estos árboles.
Sin embargo, hoy en día la mayoría de compañías que se dedican a esta ciencia utilizan la inteligencia artificial para complementar la predicción humana.
“Lo que hacemos primero es calcular el momento de floración con un ordenador. Tenemos un programa que elabora pronósticos. Luego, los meteorólogos hacen una segunda valoración. Finalmente, con estos datos decidimos la predicción final”, detalla la meteoróloga.
La ciencia del “sakura” es muy susceptible a las inclemencias del tiempo, y los patrones climáticos pueden provocar cambios bruscos en su momento de llegada, pero la tendencia de los últimos años es que llegue cada vez es más pronto, posiblemente “a causa del cambio climático”, cuenta Tezuka.
Las semanas de floración coinciden con los días en que los niños comienzan el colegio, los universitarios y escolares se gradúan y los jóvenes comienzan su primer trabajo.
“Hay varios eventos alrededor del ‘sakura'”, explica la meteoróloga, quien añade: Por eso, estas flores son tan importantes para los japoneses”.
Tras el momento álgido de floración, apenas pasará una semana antes de que los pétalos caigan por completo y dejen los cerezos desnudos de su característico rosa.
Y aunque esta flor emblemática de Japón simboliza la fragilidad de la vida, acompañará a miles de nipones que comienzan una nueva etapa en sus vidas.
EFE