Pasaron 20 años desde el robo del cuadro Busto de mujer, del artista español Pablo Picasso. Dos décadas atrás, en una noche aciaga un jeque árabe descubrió que una de sus piezas favoritas de arte había desaparecido del camarote de uno de sus tantos yates aparcados en la bella Cannes, Francia. Desde entonces, la obra -también conocida como Retrato de Dora Maar– ingresó al mundillo de las tráfico ilegal, siendo exhibida lejos de las miradas de aquellos que pudieran hacer preguntas, pero ya no más. Sólo se necesitaba un héroe.
El famoso investigador holandés Arthur Brand, a quien se conoce como el Indiana Jones del arte, finalmente halló la pieza perteneciente al jeque saudí Abdul Mohsen Abdulmalik, quien espera el regreso de su pertenencia desde que desapareció en el puerto de Antibes, cerca de Cannes, de acuerdo con AFP.
Busto de mujer es una obra de 1938 y representa a Henriette Theodora Markovitch, Dora Maar, una artista plástica, pintora, fotógrafa y escultora francesa, que además fue una de las amantes y musas del artista malagueño (1881-1973), quien hasta su muerte retuvo el cuadro como parte de su colección privada.
El investigador y autor del hallazgo llevaba detrás de la pista del lienzo desde 2015, pero ya lo había dado por perdido: “Cuando un cuadro desaparece totalmente durante tantos años es porque sus ladrones no han podido venderlo y apuestan por destruirlo para quitarse de problemas”, consideró en diálogo con la agencia de noticias EFE.
El jeque saudí Abdul Mohsen Abdulmalik denunció ante la Policía francesa el robo del lienzo que tenía guardado en uno de sus yates en Antibes, en Francia, pero al mismo tiempo y al ser un cuadro tan importante para él, decidió ofrecer 400.000 euros de recompensa a quien lo encontrase.
Sin embargo, tras el paso de varios años sin hallar ninguna pista para localizar la obra, la Policía francesa decidió archivar el caso y Abdulmalik aceptó los 4 millones de euros (entonces el valor de mercado del lienzo) de la compañía de seguros que tenía contratada. En 2015, el investigador escuchó por primera vez que el cuadro estaba circulando por los bajos fondos de Ámsterdam y que en 2002 había sido entregado como garantía a una mafia que trafica con drogas y armas.
Se contactó con la Policía francesa y la holandesa, pero como el caso ya estaba cerrado en Francia, dice, no hubo reacción. “Después me informé y supe qué cuadro era y lo importante que fue para el propio pintor. Cuando murió, su familia se lo vendió a un marchante y él a un jeque árabe que lo guardó en su barco”, añadió.
Hace unas semanas, supo que un comerciante lo había comprado sin saber de qué se trataba y cuando se dio cuenta de que era robado, se contactó con el entorno de Brand en busca de consejos, pero no lo quiso entregar por miedo a posibles problemas legales por tener un cuadro que había sido sustraído.
“Sabíamos que él no tenía nada que ver con el robo. Así que llegamos a un trato: él me entrega el cuadro y no habrá investigación”, contó el holandés, emocionado, tras sumar un gran hallazgo más a su larga reputación.
Un experto estadounidense, que se encuentra ya analizando el cuadro en un lugar desconocido de Ámsterdam, estableció su autenticidad, y ahora por compromiso, se lo ofrecerán a su propietario original, Abdulmalik, que tendrá que devolver los 4 millones de euros que recibió del seguro, y podrá recuperar un cuadro valorado a día de hoy en USD 25 millones.